El gusto fue nuestro

El gusto es nuestro

El gusto es nuestro / periodico

Albert Sáez

Albert Sáez

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Un par de generaciones de catalanes se han reencontrado con los himnos de su juventud y de su primera adultez de la mano de los cuatro protagonistas de la gira 'El gusto es nuestro'Joan Manuel SerratAna BelénVictor Manuel y Miguel Ríos. Con fuerzas desiguales desataron la pasión de miles de mediopensionistas (en expresión de Ríos) entregados a cantar sus grandes éxitos como si fueran himnos generacionales. Especialmente vibrantes estuvieron entonando el 'Himno a la alegría' que Ríos convirtió en su momento en un 'hit' rockero seudorevolucionario que ahora los héroes de la nueva izquierda deben considerar poco menos que la quintaesencia del revisionismo felipista. Pero ahí estaban, unos hombres y mujeres que se cargaron la historia a sus espaldas para reinventarla. Demasiadas veces hablamos del régimen del 78 pensando solo en las élites que lo forjaron y lo envilecieron. Pero este jueves, ese Sant Jordi estaba también a rebosar de protagonistas del régimen del 78, los hombres y mujeres que lo hicieron posible, sin politizar su dolor sino emancipándose del miedo de sus padres y de sus abuelos. 

Hay mucho que cambiar y que mejorar en nuestro sistema político pero no hay indicios de que los nuevos revolucionarios cuenten con mejor ejército del que tuvieron sus predecesores. Fueron capaces de revertir el dolor con la ilusión antes de dejarse llevar por el odio. Ciertamente que algunos se aprovecharon de su ingenuidad para ahondar en la desmemoria. Pero sería injusto decirles que nada de lo que hicieron valió la pena. Y ello nos les impide saber que su bienestar está en peligro porque lo está el de sus hijos, con una pensiones más que inciertas, y el de sus nietos, con un trabajo más que precario. Pero aún así no se dejan seducir por cantantes de tres al cuarto sino que siguen fieles a quienes pusieron música y letra a la esperanza que vieron hacerse realidad. Los dirigentes del régimen del 78 merecen toda nuestra censura, inventaron a los CorreaCorrea y aplaudieron la estafa de Bankia.Bankia Pero quienes confiaron en ellos, quizás excesivamente, merecen todo nuestro respeto e incluso diría que exigen nuestra admiración. Todo un gusto.