LA CLAVE

Guía para seguir el 9-N

Para calibrar el valor político del 9-N lo de menos será cuántos 'sí-sí', 'no' y 'sí-no' hay, lo que prueba deestamos ante un sucedáneo y no un referéndum

JUANCHO DUMALL

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La de hoy es una jornada extraña desde el punto de vista informativo porque reúne ingredientes de una cita electoral -habrá urnas y papeletas-, tiene una vertiente de movilización general, al estilo de las últimas 'diades', y un aroma que entronca con las fechas de huelga general en las que lo importante ocurre en las primeras horas -parar la Zona Franca, que no abra El Corte Inglés, que no haya autobuses urbanos-, más o menos como pasará hoy cuando quienes quieran participar acudan a las nueve o antes a unos colegios cuya apertura normal no está garantizada.

Ante todas estas dudas, ¿cómo calibrar el valor político de la jornada? Aquí van algunas aproximaciones de por dónde puede ir mañana el debate político y mediático del 9-N.

La participación. ¿Dónde está el umbral entre el éxito y el fracaso del soberanismo? Dadas las expectativas, hay cierto acuerdo en que una participación que pasara del millón de personas sería una movilización de gran calibre. Quedar por debajo de ese listón sería un cierto fracaso para las fuerzas proconsulta y acercarse a los dos millones sería un extraordinario éxito.

La convivencia. Lo que más temor despierta es que se produzcan incidentes. La sociedad catalana ha dado muestras de gran civismo en las sucesivas movilizaciones por el derecho a decidir y por la independencia. Nada indica que hoy pueda alterarse un valor tan sólido. La prueba de fuego se produciría si los Mossos u otros cuerpos de seguridad se vieran obligados por los jueces a retirar urnas ante los ojos de los ciudadanos que aspiran a participar.

Los réditos políticos.  El 9-N llega tras un agotamiento del debate político que presagia un posible adelanto de las elecciones catalanas. Tanto CiU como ERC tratarán de presentarse como las fuerzas victoriosas de la jornada. Es posible que asistamos a otra noche en la que todos anuncian su victoria.

La reacción española. El Gobierno de Rajoy deberá modular la respuesta. O le quita hierro a la jornada y pasa página o abre una vía judicial de perfiles difusos.

Las papeletas. Curiosamente, lo de menos será hoy cuántos votarán sí-sí, cuántos no y cuántos sí-no, prueba de que estamos ante un sucedáneo y no ante un referéndum.