Editorial

La guerra de Irak continúa

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La estrategia de Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI), basada en una serie de bombardeos iniciados hace nueve meses sobre las posiciones de la organización yihadista para romperla y así derrotarla, ha fracasado estrepitosamente. Asimismo se ha desmoronado el Ejército iraquí, incapaz de enfrentarse a un enemigo como el EI pese al adiestramiento de las fuerzas estadounidenses. Con la conquista de Palmira en Siria y la de Ramadi en Irak, y del último puesto fronterizo con este país que todavía quedaba en manos sirias, las milicias yihadistas tienen ahora una línea de continuidad que empieza a dos pasos de Bagdad (100 kilómetros) por el este y acaba no muy lejos del Mediterráneo por el oeste. Esta autopista permitirá al EI proseguir la creación de una estructura administrativa para su Califato mientras plantea un serio problema para la Administración estadounidense. Ante la inoperancia de las Fuerzas Armadas iraquís y contra los deseos de EEUU, el Gobierno de Bagdad ha hecho un llamamiento a las milicias chiís para combatir al yihadismo, añadiendo así el riesgo de una nueva guerra sectaria. El avance del EI está obligando al presidente Obama, totalmente reacio a enviar tropas de tierra y menos aún estando como está en la recta final de su mandato, a replantear la estrategia de Washington. En el 2003, un irresponsable presidente Bush declaró acabada la guerra de Irak. Doce años después, la guerra sigue y cada día que pasa es más difícil pararla.