Un grifo estropeado

Me ha dado por imaginar qué ocurriría si cada gota de agua perdida en mi fregadero supusiera 1.000 euros en mi cuenta corriente. Y luego mi fantasía ha llevado a preguntarme: ¿Cuántas tiene don Amancio Ortega?

Un grifo estropeado_MEDIA_1

Un grifo estropeado_MEDIA_1

JUAN CARLOS ORTEGA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El grifo de la cocina de mi casa gotea y nunca me acuerdo de arreglarlo. Seguro que es muy fácil, pero me da una pereza terrible desmontarlo para ver qué tiene. Debe ser una de esas gomas negras con forma de anillo que se estropean cada cierto tiempo. La otra noche, con insomnio, podía escuchar desde la cama el sonido de las gotas estampándose en la pica.

Cada dos segundos caía una y pensé que si contar ovejas funcionaba, también podría hacerlo contar gotitas. Me dio por imaginar que ocurriría si cada uno de esos 'tac' del líquido al caer supusiera un aumento en mi patrimonio de 1.000 euros. 'Tac', 1.000 euros. 'Tac', 1.000 euros más. 'Tac', otros 1.000. Me quedé dormido sabiendo que, si la vida fuera así de magnífica, me despertaría al día siguiente con un fortunón inigualable.

Eran las tres de la madrugada y debía levantarme a las ocho. En esas cinco horas, a razón de 1.000 euros por cada gotita, me despertaría con nueve millones de euros más en mi cuenta corriente.

Por desgracia, la mañana siguiente, al despertar, nada de eso había ocurrido. La aplicación móvil del banco me había informado que, de hecho, mi capital había disminuido tras pagar los ivas trimestrales, pero al menos mi fantasía había resultado útil para escribir este artículo dedicado a don Amancio Ortega.

¿Cuántas gotas de agua tiene él? ¿Durante cuánto tiempo tiene que estar goteando el grifo de mi cocina, 'tac, tac, tac', para reunir su inmenso capital?

Redondeando, el señor Ortega tiene una fortuna de 70.000 millones de euros. Imagínese delante de mi fregadero, viendo caer hipnóticamente las gotas. Recuerden: 1.000 euros cada una. A ese ritmo, tendríamos que esperar 1.620 días, 'tac, tac, tac', 1.000, 1.000, 1.000, para reunir el patrimonio del dueño de Zara.

Para asimilar la magnitud de esa cifra, sería bueno que se esforzara en recordar qué estaba haciendo usted el día 25 de marzo del año 2012, hace exactamente 1.620 días. Probablemente no lo recuerde. En todo este tiempo han pasado demasiadas cosas en su vida; ha hecho amigos, ha dejado de tenerlos, ha reído, llorado, visto películas, leído libros y tal vez se haya enamorado perdidamente para después dejar de estarlo. Así que ya se lo digo yo: ese día hubo un terremoto en Chile de 7,2 grados y elecciones al parlamento andaluz. Usted era más joven y probablemente su vida ha cambiado mucho.

Sitúese mentalmente en esa fecha lejana que ya no le dice nada e imagine que a partir de ese día, por cada gota que cae del grifo, le hubieran dado 1.000 preciosos euros. Qué bien le irían, ¿verdad? Si eso hubiera ocurrido, hoy tendría el mismo dinero que don Amancio.

ABSTRACCIONES

Estamos tan habituados a oír hablar de grandes cifras que hemos acabado inmunizados. Ya no sabemos lo qué significan. Han terminado siendo abstracciones, como el número de parados en España, el valor de la deuda o la cantidad de estrellas que pueblan nuestra maravillosa galaxia. Por eso, de vez en cuando, para dar sentido a los números y notar en el pecho la sensación de extrañeza, es bueno coger un bolígrafo y una calculadora. Un par de multiplicaciones y divisiones pueden sernos de utilidad para ser conscientes del tamaño del universo o de las grandes diferencias sociales en nuestra galaxia.