OPINIÓN

La Grecia de todos contra uno

OLGA GRAU

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La minicumbre política griega celebrada en Bruselas al margen de la agenda oficial del Consejo Europeo acabó como era de esperar. Las instituciones y los dos principales acreedores de Grecia (Alemania le ha prestado 60.0000 millones) le dijeron a Tsipras que presente de una vez por todas una lista de reformas que sirva para reducir el presupuesto y lograr un superávit primario (antes del pago de intereses) del 3,5%. A cambio, le dieron un poco de oxígeno con una inyección de 2.000 millones de los fondos de cohesión del presupuesto europeo, que no se pueden gastar en solucionar los problemas de liquidez de Grecia. Este gesto, junto con el reconocimiento formal por parte del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, de que Grecia a atraviesa una «crisis humanitaria», le permite a Tsipras regresar a Grecia sin las manos vacías y preparar el terreno para una lista de reformas que sí obtiene el visto bueno del Eurogrupo, necesariamente no contentará a sus votantes.

El mandatario griego está aislado en el Eurogrupo, un país solo contra 18. Los motivos son de carácter político y económico. Grecia debe 195.000 millones a países de la eurozona. Estados como España, Portugal o Irlanda, que se han tragado la medicina de la austeridad sin rechistar con un coste político elevado, no quieren que Grecia tenga un traje a medida. Por otro lado, países más pobres que Grecia, como Eslovaquia o otros estados bálticos, consideran que Tsipras está subiendo el salario mínimo cuando ellos no pueden hacerlo. Si bien es cierto que Alemania es el principal acreedor de Grecia, el peso de la deuda griega sobre el PIB alemán es bajo, de alrededor el 2,4%. Para otros países, como Eslovenia, el peso es superior al 3%.

Los factores políticos son determinantes. Alemania sigue convencida de que la política de austeridad es la adecuada y empieza a dar sus frutos. Los españoles y los italianos quieren evitar darle alas a un Gobierno que representa una opción radical. Si Syriza logra una victoria en sus planteamientos, eso reforzaría movimientos como Podemos en España. Y finalmente, la inexperiencia de Syriza, los saltos continuos de las reglas del juego y, sobre todo, las declaraciones del ministro de Economía giego, Yanis Varoufakis, han impacientado a los alemanes, especialmente en el punto de solicitar la reparación económica de los crímenes de guerra nazis a los griegos. El tiempo se acaba para Grecia, a finales de mes se intensificarán los problemas de liquidez. La eurozona mantiene su ortodoxia económica y política y solo juega a favor de Grecia la presión de EEUU para que el país no quede aislado y sea pasto de la influencia rusa o, todavía peor, un coladero del yihadismo.