El epílogo
Grecia revienta
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
ALBERT SÁEZ
Los mercados anduvieron ayer locos otra vez. Los indicadores se tiñeron otra vez de rojo: la bolsa y el diferencial con el bono alemán. Los expertos apuntan de nuevo a Grecia. Hace una semana, los enviados especiales de la UE y del FMI se marcharon desairados de Atenas por un Gobierno incapaz de concretar unas medidas creíbles de consolidación fiscal antes de recibir los 8.000 millones con los que llegar a final de año. Son unas medidas y unos millones comprometidos en mayo del 2010, cuando empezó la crisis de la deuda soberana. Algunos dirán que Europa -especialmente Alemania- ha dejado caer a Grecia en la bancarrota condenándola a la recesión por culpa de la consolidación fiscal. Efectivamente, ese es el último episodio, pero es una larga historia. Para no remontarnos al inicio de los tiempos, tomemos desde la segunda guerra mundial, cuando Grecia se acomodó como dictadura de contención frente a los bálticos comunistas. Fue en esa época cuando Grecia -¿recuerdan a losOnassis?- decidió incorporarse a la modernidad por la puerta de atrás del estraperlo y el contrabando, todo salpicado con unas gotas de turismo de lujo. Y nada mejor que una dictadura para dar amparo a esta buena vida en plena guerra fría. Luego se acomodaron a la UE, que nunca le pasó adecuadamente el famoso filtro del acervo comunitario y dejó entrar en la moneda común ni más ni menos que al país más longevo de Europa, que no lo era por tener una sanidad de primera, sino porque los hijos cobraban las pensiones de los padres una vez muertos.
Grecia debe estar en la primera línea de Europa simplemente porque sin Grecia no habría Europa. Pero las condiciones de permanencia no deben ser únicamente económicas, sino también políticas.
Cuestión de honor
Esa plutocracia familiar que gobierna el país desde el final de la dictadura de los coroneles debe airearse. Grecia puede hacer suspensión de pagos, simplemente para que los malditos mercados entiendan que se han caído los tabús, pero Grecia no puede ser un Estado fallido en plena UE. Y de paso, alguien deberá agradecer aZapateroque no seamos Grecia.
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