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Grecia: elegir entre lo malo y lo peor

OLGA GRAU

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Grecia se dispone a elegir hoy entre dos opciones terribles. Si los ciudadanos votan no en el referéndum, los acreedores de Grecia (FMI, BCE y Comisión Europea) interpretarán esta respuesta como un no a las normas del club del euro. Lo han dejado claro el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. Grecia está contra las cuerdas. Está sometida a un control de capitales y los bancos subsisten porque el BCE mantiene la línea de liquidez de emergencia de 89.000 millones. La próxima semana, los bancos griegos empezarán a quedarse sin liquidez. Grecia debe satisfacer el 20 de julio el pago del vencimiento de bonos por valor de 3.500 millones de euros al BCE. Y este impago tendrá consecuencias más graves que el de 1.600 millones al FMI el pasado 30 de junio. La primera consecuencia sería que el BCE cortara el grifo definitivamente a la banca griega al considerar que el Estado ha suspendido pagos. Esa decisión comportaría dos cosas: o los griegos aportan (pierden) una parte de los depósitos para recapitalizar a los bancos o los bancos quiebran y se llevan por delante al país. Si Syriza emprendiera el camino para acuñar de nuevo el dracma, los controles bancarios no se podrían levantar ya que la confianza en el sistema financiero se ha perdido completamente y la economía quedaría sumida en el caos.

Por el contrario, si los griegos votan , estarán apoyando recortes que deprimirán su economía y sus condiciones de vida de manera dramática durante años. El mismo FMI ha reconocido esta semana que el país necesita una reestructuración y quita urgente de su deuda y requiere de un segundo rescate de 52.000 millones de euros entre el 2015 y el 2018, del que dos tercios debería ser aportado por Europa.

Si los griegos apoyan los recortes con un , el Gobierno de Syriza caerá. Se creará un Gobierno de unidad nacional y se convocarán elecciones en las que probablemente ganará la conservadora Nueva Democracia de Andonis Samarás, responsable junto al Pasok de la corrupción que ha asolado Grecia tras años de Gobierno y de boicot en la oposición. Las instituciones europeas desean en Grecia un Gobierno más amigo con el que negociar el tercer rescate griego. En el subterráneo de la eurozona se está librando una guerra política de primera magnitud para acabar con Alexis Tsipras y su equipo. El presidente del Parlamento europeo, Martin Schulz, abogó esta semana por un Gobierno tecnócrata que «termine con la era Syriza». Lo mismo desea Mariano Rajoy para frenar a Podemos. La batalla será encarnizada. Y las víctimas, los ciudananos griegos. Sea con un sí o con un no.