Al contrataque

El gran nudo

La Catalunya política es hoy un campo de minas donde el ganador es el laboratorio estatal que logró vincular el 'procés' con la corrupción

ERNEST FOLCH

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Catalunya vive hoy pendiente de una intersección diabólica: el punto exacto donde se encuentran la corrupción y el 'procés'. Dos asuntos que nada tendrían que ver y que sin embargo están hoy entrelazados en un nudo formidable y ya muy difícilmente desenredable. Ante este monumental ovillo donde se enredan el 3% y la 'semi-DUI' del pasado martes, los ferraris de Jordi Pujol jr y la desobediencia al TC, se atrincheran dos bandos, que en realidad hacen algo muy parecido: usar el 'procés' para sus fines. A un lado hay los que sobreactúan e incluso sobrerregistran con el objetivo de asociar las feas cajas de cartón evacuadas de madrugada con el soberanismo, para así poder criminalizarlo. Y al otro lado, los que pretenden «impecables» unos concursos que a medida que pasan las horas, con cajas fuertes o sin ellas, se parecen más a un apaño entre amigos de un país bananero que a este ideal prometido de república impoluta.

A un lado, los que quieren convertir a dos millones de votantes y ejemplares manifestantes en cómplices, por no decir en ideólogos, de una Catalunya corrupta y llena de suciedad para manchar un movimiento popular, cívico y profundamente pacífico. Al otro, los que usan a estos mismos dos millones como escudos humanos para evitar responsabilidad política derivada de la actuación crecientemente fea de sus amigos o compañeros de partido. A un lado, haber sido registrado en Catalunya es hoy sinónimo de haber sido juzgado y condenado. Al otro, estar perseguido por la justicia es casi signo de distinción política, por no decir de heroísmo. Y así se enredan en Catalunya, como un nudo gordiano, los episodios del 'procés' con los de la porquería local: cuanto más corre uno, más velocidad imprime el otro, en una aceleración de la historia en vivo y en directo.

Un campo de minas

En esta escalada, habrá que separar muy bien el grano de la paja, la verdad de la impostura, y habrá que hilar muy pero que muy fino. Porque la Catalunya política es hoy un campo de minas donde el único ganador es el laboratorio estatal que logró la incontestable victoria de vincular el 'procés' con la corrupción, creando la ficción de que uno es causa de la otra. Hay que ser muy ingenuo, o muy cínico, para no ver la coincidencia entre el 'big bang' de la Diada del 2012 y el inicio de las hostilidades judiciales. Como hay que ser muy creyente, o muy cínico, para no darse cuenta del descaro con que algunos usan la patria para tapar comisiones: la paradoja es que los que usan el 'procés' para esconderse y no asumir responsabilidades en realidad le están haciendo el juego a los que han logrado asociarlo a la porquería. De momento, el partido lo ganan de calle los autores de este gran y perverso nudo. Lo que no sabemos aún es qué piensan los millones de personas que observan atónitos cómo se hacen nudos con sus ideas.