DOS MIRADAS

Grácil y coriáceo

Combate estelar en Manila Grácil y coriáceo   Un buen golpe_MEDIA_1

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JOSEP MARIA FONALLERAS

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(Muhammad Alí defendió en octubre de 1975 su título de campeón del mundo en Manila contra Joe Frazier. Fue uno de los grandes combates del boxeo y Alí tumbó a su rival con un fulminante golpe en el noveno asalto).

Recuerdo que cuando Cassius Clay decidó ser Muhammad Alí a mi me entró una especie de tristeza. Yo era muy niño, pero lo de Cassius Clay me sonaba a robusto, a tremendo, a zarpazo en la mandíbula, a uppercut sin remilgos. Después supe lo del vuelo de la mariposa y el aguijón de la avispa, pero entonces ya le conocía como bailarín eléctrico, que es lo que a mí me gustaba de verdad, danzando no bajo la lluvia sino por encima de la lona, como surfeando, que diríamos ahora. Por eso no me gustó el rebautizo como Muhammad Alí. Entonces no sabía que lo suyo era una profunda insurrección contra el sistema, contra la guerra y la esclavitud, a favor de los derechos civiles y en contra de lo establecido: el negro que sigue siendo un esclavo aun a pesar de haberse convertido en un ídolo. O justamente por eso.

Alí dijo de su boxeo que era «una sincronía de movimientos» y, de hecho, así fue también su vida y su compromiso. A mitad de camino entre el jolgorio y la rabia, entre el espectáculo y el sacrificio. En la más famosa pelea de todos los tiempos, 'The Rumble in The Jungle', en Kinsasa, esperó hasta el octavo asalto para desarmar al gran Foreman. Mientras, sufrió y sangró, pero también bailó, pidió a gritos el apoyo del público y susurró al oído de George que Alí era el rey. Y lo fue. Robusto y tremendo. Grácil y coriáceo.