Análisis

La gota en el océano de desigualdades

Los currículos 'ciegos' pueden ser un paso en la buena dirección, pero hacen falta unas políticas públicas más valientes y profundas

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IOLANDA FRESNILLO

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La situación de desigualdad en el ámbito laboral en nuestro país es una realidad innegable e inaceptable. La brecha salarial por razones de género está dos puntos y medio por encima de la media europea, a lo que hay que añadir factores como la segregación vertical (el conocido techo de cristal que las mujeres encontramos para acceder a posiciones de dirección tanto en el ámbito público como el privado) y la horizontal (por sectores económicos y de actividad). Todo ello dibuja un mercado laboral discriminatorio donde hombres y mujeres no tenemos las mismas oportunidades por el simple hecho de haber nacido con un sexo diferente. A esta discriminación de género se añaden otras por razones de raza, orientación sexual o clase social.

NO SOLO LOS PROCESOS DE SELECCIÓN

Es, pues, evidente que es necesario que desde el Estado se pongan en marcha iniciativas que aborden esta problemática y ayuden a superar las desigualdades en el ámbito laboral. Desde esta perspectiva, la iniciativa ministerial de poner en marcha una prueba piloto de currículum ciego se puede ver como una buena noticia. Muy insuficiente, pero buena noticia. Las mujeres o personas de orígenes diversos podríamos así afrontar con mayor igualdad de condiciones las primeras fases de un proceso de selección. Una igualdad que probablemente se rompe en el momento en que se llega a la entrevista laboral o a la hora de fijar salarios (recordemos que la brecha salarial no es una media, sino la diferencia de sueldo por igual trabajo o lugar de trabajo, en iguales condiciones entre hombres y mujeres). De hecho, según un estudio de la OIT del 2016, en España, si se toman en consideración los factores objetivos de capacitación de hombres y mujeres, no debería haber brecha salarial. «En caso de existir alguna brecha, esta debería ser a favor de las mujeres, ya que cuentan con un poco más de capacitación que los hombres», concluye el citado informe. Además, la brecha salarial se da en todas las etapas pero aumenta con la edad, con lo que se podría deducir que se va avanzando en la escala laboral. Por lo tanto, el problema no está solo en los procesos de selección.

EL MISMO GOBIERNO DE LA REFORMA LABORAL 

Si rascamos un poco en la desigualdad en el mercado laboral veremos cómo a raíz de la crisis económica se está produciendo una mayor precarización de las condiciones de empleo de las mujeres, así como una intensificación del trabajo no remunerado, debido en buena parte a los recortes y las políticas públicas (como la reforma laboral) impulsadas por el mismo Gobierno que ahora pretende afrontar el problema con una prueba piloto de currículos ciegos. El problema, además, no es solo de políticas públicas, sino de estructura económica. Una estructura basada en el trabajo no remunerado y no reconocido de cuidados y reproducción y que recae mayoritariamente en las mujeres. Hace falta, pues, una decisión mucho más valiente y profunda si queremos abordar realmente las desigualdades de género en el mercado laboral. Poner en marcha los currículos ciegos puede ser un paso, pero no deja de ser una gota en un océano de desigualdades.