PLENO HISTÓRICO

Gol fantasma

Puigdemont se ha dirigido al mundo en un simulacro de vía eslovena hacia la independencia en el que se declara sin declarar del todo

Carles Puigdemont

Carles Puigdemont / periodico

JOSEP MARTÍ BLANCH

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El 'president' de la Generalitat ha hablado hoy para el mundo más que para los catalanes reunidos en el paseo de Lluís Companys de Barcelona para dar la bienvenida a la república catalana. Carles Puigdemont se dirigió al hemiciclo sabiendo que no podía traicionar su obligado compromiso con los sectores del soberanismo que este martes querían cruzar la línea de meta de la independencia.

Añadan que en el discurso también debía haber sitio para aquellos otros que, compartiendo el objetivo final, se mostraban críticos o absolutamente en contra de la DUI y que, en los últimos días, salían en tropel del armario. Y, por si fuera poco, súmenle lo que el presidente del Consejo de Europa, Donald Tusk, había declarado solemnemente interpelando en primera al persona al mandatario catalán e instándolo a no declarar la independencia porque haría imposible cualquier vía de diálogo.

De todos estos mimbres ha salido un cesto extraño. Un sí pero no. Un gol fantasma. Un voy pero vuelvo. Un simulacro de vía eslovena, de hecho nada que ver con ese proceso, hacia la independencia en el que se declara sin declarar del todo y se suspende un minuto después aquello que tampoco no se sabe muy bien hasta qué punto ha sido declarado, pero que se firma después cuando las televisiones ya han acabado sus directos.

En favor del 'president' hay que decir que transitó de forma hábil por el único camino por el
que podía

Las solapas del 'president' de la Generalitat venían siendo zarandeadas desde el 1-0 por voces muy diferentes, aunque todas cercanas y soberanistas. Y, en favor del 'president', hay que decir que transitó hábilmente por el único camino por el que podía. Aunque el resultado sea vivido por el independentismo más impaciente del 'tenim pressa' como un coitus interruptus, lo cierto es que este martes en el mundo se ha visto a un gobernante que, sin renunciar a nada, está plenamente dispuesto al diálogo, a la mediación y al acuerdo. Y eso, con el recuerdo aún vivo de las porras golpeando cabezas de votantes del referéndum suma más que resta.

Aplicación de la artillería jurídica

La pelota vuelve al Madrid político. Las primeras reacciones del Gobierno español fueron duras y encaminadas a justificar y dar inicio a la aplicación de  toda la artillería jurídica e institucional que tienen en su mano para abortar definitivamente el proceso. De ser así, Mariano Rajoy deberá medir muy mucho su dureza porque lo que se vio en el mundo no fue a un delincuente peligroso, sino a un 'president' de la Generalitat insistiendo en el diálogo.

Pero a decir verdad, el Estado parece ya decidido a actuar sin contemplaciones y no solo por convicción política. Hay riesgo en los mercados financieros si la situación de imprevisibilidad e inseguridad jurídica se alarga en demasía y el Gobierno ha decidido que hay que calmar a esa fiera cuanto antes.

Y en el frente interno, atentos a la CUP.  A pesar de que no podían estar contentos tuvieron una reacción muy medida protagonizada por la diputada Anna Gabriel. No parece indicar que vayan a sumarse a los cachorros de Arran que bautizaron el discurso del 'president' como una traición a Catalunya.  Si eso pasase el escenario forzoso serían elecciones. Pero no estamos ahí. De momento.