Gloria terrenal

Ildefons Cerdà concibió Glòries como el centro y el símbolo de una ciudad igualitaria, con servicios y espacios repartidos de forma equilibrada por todos los barrios. Hoy, ese espacio abierto, destripado, caótico y agotador también es un símbolo: el de la política convertida en una máquina de saqueo de las arcas públicas.

Obras faraónicas, presupuestos hinchados, caudales desviados al partido y algunos restos (millones) para los bolsillos privados de los menos escrupulosos. Durante décadas, ese ha sido el modus operandi del PP. También de Convergència. Los datos sobre el expolio no dejan de aflorar. Incredulidad, indignación, saturación, rabia, vómito, indiferencia… Ya ni sabemos qué nos produce la retahíla de casos de vergüenza.

Publica una carta del lector

Además de una acumulación de malas decisiones y despropósitos, la sombra de la corrupción también planea sobre Glòries. La adjudicación de las obras del túnel está incluida en la causa del presunto pago de comisiones del 3% a CDC. Ada Colau apuesta por romper el contrato del despropósito y "hacer limpieza". Solo cuatro años gobernó CiU el Ayuntamiento de Barcelona, justo en la época en que se hizo efectiva la adjudicación de la obra. Si la dirección del PDECat quiere desvincularse totalmente de la rémora oscura de CDC, además de cambiar el nombre, debería renunciar al patrimonio y las subvenciones que consiguió en un pasado no tan limpio como el futuro que ahora promete.