Dos miradas

El globo

Puigdemont instó a los ciudadanos a mirar a los ojos de sus alcaldes y reclamarles poder votar. Así, instauró la presión institucionalizada

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EMMA RIVEROLA

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Aire, aire y más aire. ¿Cuántas bocanadas de aire se necesitan para que un globo explote?

El diario 'Ara' ha anunciado a sus lectores que no publicará en sus páginas la campaña de la Generalitat por el referéndum del 1-O. El diario, por tanto, obedece a la Fiscalía del Estado que insta a impedir la inserción de cualquier tipo de publicidad institucional sobre el referéndum. Su justificación es plenamente legítima: obedecen para no poner en riesgo su diario. De hecho, tan legítima como la decisión de Ada Colau de no ceder los locales municipales para no poner en riesgo a los funcionarios. No parece discutible que los derechos de los trabajadores sean menos fundamentales que la supervivencia de un diario.

Pero no todos los lectores han comprendido la estrategia del 'Ara'. A su lamento se han unido algunos de los agitadores digitales habituales del ‘procés’ y hasta uno de los fundadores del diario. En estos días, se pasa de amigo a traidor en menos de un suspiro. Julian Assange, por ahora, no se ha pronunciado.

Carles Puigdemont instó a los ciudadanos a mirar a los ojos de sus alcaldes y reclamarles poder votar. Así, instauró la presión institucionalizada. Pero, ¿cuánto aire puede soportar un globo sin reventar? Lo peor de la explosión es que no es controlable. Nada ni nadie está a salvo ni nada se puede prever. ¿Se sabrá frenar a tiempo y dejar de delegar en los ciudadanos los deberes de los políticos?