Dos miradas

Gitanos

El 'antigitanismo' puede emerger en cualquier momento por el aumento de la xenofobia y las dudas sobre la recuperación económica

EMMA RIVEROLA

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Un ajuste de cuentas entre clanes gitanos provocó la huida de casi 500 personas de su domicilio el pasado febrero. Aquella precipitada e inquietante diáspora ha trastocado la vida de los imprevistos municipios de acogida pero, también, de los barrios abandonados. Hasta el punto de que en La Mina y en Sant Roc se han vaciado las aulas masivamente y está en cuestión la continuidad de algunas clases para el curso que viene.

En Catalunya no existen ni las persecuciones ni los vergonzosos guetos gitanos que ocurren en otros países de Europa. Pero, visto lo sucedido los últimos meses, parece evidente que hay algo que no se está haciendo bien. Cuesta creer que no se pueda proteger la vida de cientos de personas que siguen desterradas.Y también es cuestionable si la elevada concentración de la comunidad gitana en diversos barrios no favorece la marginación y lastra sus posibilidades de inclusión.

La organización Amnistía Internacional advirtió en el 2014 que «los estados europeos no están reduciendo la discriminación, la intimidación y la violencia contra los gitanos y, en algunos casos, incluso las alimentan». El aumento de la xenofobia y las dudas sobre la recuperación económica no solo deben hacernos mirar a los inmigrantes llegados de realidades lejanas. El 'antigitanismo' puede emerger en cualquier momento. Más aún cuando se producen situaciones excepcionales que parecen superar a la Administración.

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