IDEAS

Girona con flores

XAVIER BRU DE SALA

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Como cada año por estas fechas y desde hace más de medio siglo, Girona se convierte en el lugar más querido y estimulante de Catalunya. Todo comenzó en plena y durísima posguerra, a partir de una idea tan sencilla y tan efectiva como disputar el monopolio de las evocaciones florales acumulativas a la tradición de alfombrar las calles de flores en Semana Santa. A contracorriente del Nodo franquista, algunos gerundenses se pusieron a adornar patios y monumentos con un plus de imaginación que aún florece, y nunca mejor dicho: todo el mundo, todo el mundo que tiene algo que ver con la calle, sobre todo del barrio viejo, se exprime el cerebelo hasta dar con una forma inédita, sorprendente y sencilla de contribuir a la semana de las flores.

Ahora,Girona, temps de flors, es un auténtico festival cultural que tiene las flores por excusa y motivo sin que disminuya para nada el protagonismo del florilegio. Pocos acontecimientos existen tan participativos, y que llenen tanto de orgullo un mayor número de ciudadanos.

Ya constaba un cierto sentimiento de superioridad de los gerundenses, ciertamente alimentado por altos niveles de exigencia de la buena, la que empieza por la autoexigencia. Además del festival de teatro Temporada Alta, del ciclo de música culta de Ibercàmera y de la cima mundial culinaria alcanzado por los hermanosRoca, entroncando con la belleza de la ciudad, con la tradición judía que tan bien han sabido explotar, y por encima de todo el resto de eventos,Girona, temps de florsse ha convertido en un referente ineludible.

¿Alguien del mundo lo hace mejor? La oferta va de los talleres florales a los conciertos, las exposiciones, la gastronomía y lo que se pueda imaginar, pero nada sustituye el paseo, el descubrimiento de los rincones, uno tras otro.

Lo hacen otros, y caen en el antigualla, en aquel tradicionalismo como de sardana. Lo hace Girona, y ya tiene una vez más la modernidad en lluvia de pétalos.