«A Gila, chistes; a mí, selfis»

Para intentar arreglar la escasa audiencia de 'Hable con ellas' (T-5), esta semana han contratado al pequeño Nicolás y a Olvido Hormigos. Fue inútil. Solo han mejorado en dos décimas ridículas. Es lógico. La señora Hormigos y el pequeño Nicolás están quemados como salva audiencias o salvavidas. La propia T-5, en el Sálvame y el 'Deluxe', ya lleva tres semanas escarbando en las bragas de doña Olvido en busca de restos, pelos y señales que pudieran pertenecer al portentoso falócrata Lecquio. O sea, que el tema está quemadísimo. El pequeño Nicolás también ha sido muy rustido en las barbacoas de T-5 -su penúltimo contrato con Mediaset fue para la ratomaquia 'GH VIP'-, pero dado que un juez le está instruyendo un sumario para procesarle, podía haber sido interesante hacerle ahora una entrevista. No ha sido así. Le han contratado, simplemente, para un posado. Un pourparler. Unas risas. Le han preguntado si la fama le compensa, si la popularidad le ha devorado. Hombre, en su caso -y gracias a cadenas como Tele 5-, la fama y la popularidad le han venido de maravillas. Fue meditable el momento en que comentó cómo le saluda la gente por la calle, cómo le paran, cómo le reconoce todo el mundo. Decía: «A Gila le pedían un chiste. A mí me piden un 'selfi'. Yo veo a la gente tan ilusionada conmigo, que no me puedo negar». ¡Ah! Puede que sea trapacero y tramposillo. Pero este muchacho cada vez es más artista.

DIEGO CAÑAMERO .- Se ha quejado la cúpula de Podemos por la entrevista que le han hecho a su compañero diputado Diego Cañamero en 'Espejo público' (A-3 TV). Muy enfadados, consideran que «ha sido inaceptable el tono de menosprecio y condescendencia». En casa hemos visto la entrevista. Podríamos coincidir en que las preguntas de Sandra Golpe y Albert Castillón han tenido puntos de impertinencia. Pero sobre eso cabe preguntarse: ¿es malo que el periodista sea impertinente? ¿cañero? ¿incisivo? No es inteligente la queja de Podemos. Lo inteligente sería haber hecho comparación de entrevistas. Por ejemplo comparar la de Cañamero con el masaje servil que le hizo Pablo Motos a Mariano Rajoy en la misma cadena, 36 horas antes de las elecciones del 26-J ('El hormiguero'). O sea, que Podemos, cuando dispara, debería afinar la puntería. El problema no es el tono del periodista. El problema es que ese tono sea solo para unos, mientras a otros se les da un masaje y se les perfuma.