¿Para qué sirve esta gestora?

En el lenguaje oficial de los dirigentes socialistas, la comisión gestora que la madrugada del domingo tomó las riendas del PSOE tiene el doble reto de pacificar la organización y de ordenar el debate sobre el dilema entre la investidura de Rajoy o las terceras elecciones. Pero en el terreno de lucha por el poder, que es el que se ha planteado con toda su crudeza, la gestora tiene otras utilidades.

Primera. La gestora fue la respuesta del sector crítico a la intención de Pedro Sánchez de convocar un congreso extraordinario. Es decir, el primer objetivo de sus impulsores era salir a la contra de los planes del ya exsecretario general. De ahí que la votación decisiva del comité federal fue o gestora o congreso, con funestas consecuencias para Sánchez.

Segunda. La gestora deberá preparar el terreno para que el PSOE facilite la investidura de Rajoy. Los políticos que la integran pueden asumir ese desgaste, pues no aspiran ni a dirigir el partido ni a presentarse a unas elecciones españolas.

Tercera. La gestora debe alejar lo máximo posible la celebración de un congreso. Dada la excitación de las bases y los respaldos que puede cosechar el defenestrado Sánchez entre la militancia, los promotores del golpe de timón del sábado intentarán dejar pasar los meses hasta que cambie el ambiente político.

Cuarta. La gestora sirve también para diluir el papel esencial de los barones en la pugna interna. Susana Díaz tiene colocados a dos peones en este órgano provisional -los mismos que el extremeño Guillermo Fernández Vara-, de manera que ambos pueden dejar temporalmente el papel de arietes y esperar acontecimientos.

Quinta. La gestora sirve para renovar las caras de los portavoces y dejar cuanto antes en el olvido a los protagonistas de la última etapa: César Luena, Antonio Hernando, Óscar López, etcétera. Caras nuevas para un tiempo nuevo.

PRIMERO, ESPAÑA

Decía Susana Díaz el jueves que «lo primero es darle un Gobierno a España y luego abrir un debate profundo en el PSOE». Ya hemos visto que la lideresa andaluza, por decirlo de manera suave, ha invertido los términos.