Gente que dice que se cuida pero se está destrozando la vida

LUCÍA ETXEBARRIA

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Para diseñar el pequeño experimento que da pie a este artículo partí de dos perfiles en una red social de contactos. El uno, femenino, lo abrí yo. Y utilicé un segundo perfil masculino que había abierto un amigo. No me quedó otra porque en esa red las mujeres no pagamos por inscribirnos, pero los hombres sí. (Recuerda mujer, si no te cobran un servicio, el servicio vas a ser tú). Modifiqué el perfil de mi amigo: ahora era abogado, esquiaba, hacia escalada, era amigo de sus amigos sabía de vinos y creía en el pensamiento positivo. En cuanto al perfil femenino, utilicé fotos gratuitas de un banco de imágenes. Ella era tan divina que hasta yo me enamoraría de ella. Escalaba los fines de semana pero aún dormía con su koala de peluche. Era azafata.

Cada uno de mis perfiles contactó a todos los perfiles que aparecían en su radar en cuyo texto figurará la frase «me cuido» hasta que consiguió cien 'matches'. Y entonces llegó el momento de explicarles que en realidad no habían ligado con el hombre o la mujer de su vida, sino que estaban al habla con una periodista.

Todo el mundo al principio se enfadó. Se sintieron estafados. Algunos hombres se pusieron muy agresivos. Otros intentaron seguir ligando de todas formas. Las mujeres fueron más receptivas y se mostraron mucho más interesadas.

En cualquier caso, al final conseguí una muestra representativa: 45 mujeres y 37 hombres respondieron a estas preguntas, cuyos enunciados comienzan todos con «En el último año…»

A. ¿Has tenido relaciones sexuales sin preservativo?

B. ¿Has ido a casa de un completo desconocido/a o has dejado entrar en tu casa a un completo desconocido/a? ¿Sin conocer los apellidos de esa persona, su lugar de trabajo o a uno solo de sus amigos?

C. ¿Has sufrido algún tipo de estafa emocional? ¿Alguien te ha mentido sobre su situación amorosa y te ha dicho que estaba libre cuando no lo estaba? ¿Alguien te ha hecho 'ghosting' ( conoces a alguien, intercambias números de teléfono, tienes varias citas, empiezas una relación, todo parece ir bien y de repente... silencio. Sin previo aviso, deja de contestar tus mensajes tus llamadas y desaparece en el éter).

D. ¿Has sentido que invadían tus límites? ¿Has sufrido algún tipo de agresión sexual o un pequeño robo? Por ejemplo, que alguien se haya quedado a dormir en tu casa y a la mañana siguiente hayas notado que faltaba algo. O que alguien con quien hayas quedado haya intentado propasarse contigo cuando tú no querías mantener relaciones sexuales.

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Casi el 100% de los encuestados había mantenido relaciones sexuales sin preservativo. El 100% de ellos y aproximadamente el 60% de ellas había ido a casa de o había dejado entrar en su casa a alguien que no conocía de nada. Casi todas las mujeres habían sufrido algún tipo de estafa emocional, siendo el 'ghosting' la más común, de la que se quejaban muy amargamente. Y alrededor de un 40% de ellos y ellas habían sentido invadidos sus límites. A dos de los hombres les había robado una mujer que conocieron por internet (nada serio, el móvil, el reloj que dejaron en la mesilla de la cama…). Tres de las mujeres habían sufrido lo que se llama una 'date rape'. O sea, cuando ella dice no, él dice sí y al final todo es demasiado confuso para que ella se atreva a denunciar.

Estos hombres y mujeres que a la hora de definirse habían afirmado enfáticamente que «se cuidaban» no se habían cuidado en absoluto. Habían puesto en peligro su salud emocional, su salud física, su casa, su espacio personal. Poca broma en Madrid, una ciudad de seis millones de habitantes y cada día más peligrosa, irte a casa de un desconocido o dejar entrar en casa a alguien que no conoces de nada y a quien será imposible rastrear a la mañana siguiente.

En la filosofía, el autocuidado hace referencia al cuidado y cultivo de uno mismo en un sentido amplio, centrándose en particular en el alma y el conocimiento del propio individuo. Sin embargo, el término ha cambiado de uso y ahora cuando la gente habla de «cuidarse» no se refiere al alma en absoluto, sino al cuerpo en exclusiva.

Creo que mi pequeño experimento demostró que en muchas ocasiones la obsesión por el propio cuerpo conlleva el maltrato del alma.

Y que la gente olvida que cuidar la mente mejora el cuerpo. Si el alma , la mente, está enferma, difícilmente el cuerpo estará sano. Por mucho que se le «cuide».