«Quizá hay que hacer las paces con los incendios»

El jefe de los GRAF, Marc Castellnou, acaba de volver de Chile con la noticia de que ha visto lo que parece ser una nueva generación de incendios

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MAURICIO BERNAL

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De Chile volvió con una foto: del día en que estuvo en un Consejo de Ministros. «Nunca había visto una mesa tan brillante», recuerda Marc Castellnou, jefe de los Grups de Recolzament d'Actuacions Forestals (GRAF) de los bomberos de la Generalitat, analista de incendios e integrante del equipo de 14 profesionales que envió hace unas semanas la UE para asesorar al Gobierno chileno en lo referente a gestión de fuegos, en el marco de una crisis sin precedentes en el país sudamericano. Castellnou regresó de allí con una hipótesis: que los fuegos de Chile no tenían precedentes, en general. En ningún lugar.

-¿Qué quiere decir?

-Le explico: como usted sabe, se habla de generaciones de incendios, y últimamente se habla mucho de la quinta generación de incendios: esas tormentas de fuego cuya existencia está vinculada al cambio climático.

-¿Por ejemplo?

-Pues por ejemplo Australia en el 2009, Grecia en el 2007, Portugal en el 2003 o Canadá en el 2016. Son incendios caracterizados entre otras cosas por la simultaneidad de grandes fuegos en una misma zona geográfica. Lo que pasa es que tenemos la teoría de que Chile ha inaugurado la sexta generación.

-¿Por qué? ¿En qué se basa?

-Que conste que el informe aún no está terminado, y que somos un equipo de 14. Pero lo que le puedo decir es que en Chile nos encontramos con situaciones propias de incendios de quinta generación pero ligadas a los efectos del cambio climático a escala continental. Esa es la diferencia. Al volver dije: «Vale, lo que he visto va más allá».

-Explíqueme: ¿qué circunstancias deben darse para que se produzca uno de estos nuevos incendios?

-En resumen, una sequía de larga duración, un clima extremo y una fenología concreta de la vegetación. Esa es una de las ventajas de haber estado en Chile, que nos ha permitido definir esa alineación de factores. Naturalmente, mi deber ahora es aplicar ese conocimiento a mi zona.

-¿Aquí? ¿Se podría dar un incendio así?

-Es una opción. Se lo enseño en el mapa. ¿Lo ve? Toda esta masa forestal del Prepirineo, desde Navarra hasta Girona; es una masa forestal continua, algo que no pasaba desde la época romana. Es una zona que históricamente no ha sido afectada por el fuego, pero donde la actividad económica mantenía la discontinuidad del paisaje.

-¿Y ahora?

-Ahora no hay actividad económica. La única actividad que hay allí es el turismo.

-Entonces sería posible.

-Es una posibilidad, pero tenemos que dejar de mirar a escala comarcal, porque lo cierto... Aquí se ve muy bien: es que hay todo un ecosistema con problemas de salud.

-¿Cómo se lidia con eso?

-Hay que adaptarse. Una posible solución es hacer las paces con los incendios.

-¿Es decir?

-Que quizá hay que aprender a convivir con los pequeños para evitar los grandes incendios. Que quizá hay que entender que el fuego de baja intensidad es una vacuna contra el de alta intensidad, y que permite modelar el paisaje para evitar esos grandes fuegos; es un fuego que puede actuar según lo planificado, y eso es bueno. El fuego descontrolado no es bueno para nadie.

-Vi su currículo. Vi que se ha formado para esto, para comprender el fuego. ¿Lo supo desde niño, que sería bombero?

-Yo nunca decidí ser bombero. Lo que pasa es que nací en una tierra de fuego, en el valle del Ebro. No recuerdo caminar por un bosque, siempre caminaba por un boque quemado. Mi primer incendio fue a los 9 años, llevando comida a los que lo estaban apagando.