El turno

Es la genética, estúpidos

FABRICIO CAIVANO

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La causa última del fracaso escolar está en la herencia genética. Con esta rotundidad lo ha afirmado la CEOE. El mes pasado señaló los grandes ejes de su estrategia para impulsar la competitividad de la industria española: nuevo mercado laboral; adecuada estructura financiera; energía e infraestructuras; internacionalización de las empresas; reducción de impuestos y de la cotización a la Seguridad Social. Y empieza por una «radical reforma de nuestro sistema educativo» presentando un estudio que, en algunos aspectos, causa rubor.

Su Comisión de Educación y Gestión del Conocimiento tiene unos sólidos principios ideológicos: impulsar la libertad de enseñanza y la de las familias para elegir centros escolares; lograr el respeto de la iniciativa privada en educación; transmitir una imagen real del empresario y de la empresa; transmitir los valores necesarios para desenvolverse en la sociedad y en la empresa, y, cómo no, la habitual ristra de virtudes ejecutivas que configuran la llamada «cultura del esfuerzo». O sea, darwinismo social, exclusión y dureza. Son libres de hacerlo y tienen la legitimidad que les confiere su millón y medio de asociados.

Pero parece poco presentable resucitar, justo ahora, la dicotomía entre herencia genética y medio socioeconómico para impulsar la política de desmantelamiento de la escuela pública, y la idea de la limitada utilidad de los recursos económicos que a ella se dedican en las sociedades democráticas. De ese hipotético determinismo genético deducen, a palo seco, los expertos en educación de la CEOE que hay que generalizar elcheque escolary, de paso, mandar a casa a las mujeres docentes porque no son eficientes. El mismoDarwinescribió en su Cuaderno N: «Los animales, no siendo sujetos pensantes, no se ruborizan». Los seres humanos, sí; casi todos.