La clave

Gaza: todos somos culpables

ENRIC HERNÀNDEZ

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La bombas israelís caen sin cesar sobre las superpobladas barriadas de Gaza, sin distinguir en su mortífero trayecto entre hombres, mujeres y niños, entre inocentes y terroristas en ejercicio o potenciales. Más de medio millar de palestinos asesinados en 15 días y, con la habitual asimetría, una veintena de soldados israelís fallecidos en misión de combate. El detonante fue el secuestro y asesinato en la zona de tres estudiantes judíos, primero, y luego de un adolescente palestino. Pero pudo haber sido cualquier otro. Las ansias de alimentar la espiral del odio y la hostilidad no precisan de sesudos argumentos o coartadas; todo pretexto es bueno para disparar sin preguntar. ¡Que más da!

Pero los culpables de esta nueva masacre de civiles en territorio palestino no son solo los militantes de Hamás, ni el débil gobierno de Al Fatah, ni el belicoso gabinete de Binyamin Netanyahu. Desde hace más de medio siglo, el mundo entero ha lavado su mala conciencia con el pueblo judío tolerando la persistente expansión de Israel en Gaza y Cisjordania y la progresiva laminación del pueblo palestino, el mismo al que las Naciones Unidas, en fecha no tan lejana, prometieron un estado que cada vez se antoja más improbable.

Ni Barack Obama, pato cojo por antonomasía en pleno repliegue militar de EEUU, ni ninguno de sus antecesores en la Casa Blanca han querido o podido parar los pies a Israel. Demasiados intereses financieros que alimentar, demasiados equilibrios en la zona a preservar, demasiado armamento por vender. Tampoco la Unión Europea (UE), presa de sus contradicciones y de los intereses nacionales, ha acertado a fijar una posición común respecto a los conflictos en Oriente Próximo, lo que la ha condenado a jugar, de nuevo, un papel subsidiario.

De Irak a Gaza

Y ante la pasividad de nuestros gobernantes, ¿qué papel jugamos los ciudadanos? Pues ninguno, a qué engañarnos. Hace una década nos echamos a la calle contra la guerra de Irak, más por inquina hacia George Bush que en defensa de Sadam Hussein. Pero hoy, pese a las imágenes del exterminio en Gaza, la calle está casi desierta. Lo dicho: todos somos culpables.