La Rueda

Gato Pérez: recuerdo y futuro

Hace 25 años nos dejó el fusionador de la rumba catalana con los aires afrocubanos

RAMON FOLCH

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Había nacido en Buenos Aires en 1951. En 1966, él y su madre llegaron a Barcelona, donde ya los esperaba el padre, inmigrado poco antes. Llevaba la música en las venas. Enseguida se sintió fascinado por la rumba catalana que desde los años 50 cultivaban los músicos gitanos del Raval, de Gràcia y de Hostafrancs. Él la renovó insuflándole las claves básicas de los aires afrocubanos. Su nombre oficial era Xavier Patricio Pérez Álvarez, pero todos le llamaban Gato Pérez.

Hoy se cumplen 25 años de su muerte. Tan solo tenía 39 años. Miocardio débil y alcohol en exceso. Y un alma musical enorme. Sus composiciones y sus letras crearon una rumba catalana distinta, recogida en una docena de álbumes entre 1978 y 1991: 'Carabruta', 'Romesco', 'Gato por gato', 'Flaires de Barcelunya'... Y 'Sabor de barrio', el último y recopilatorio: «Sabor de barrio, tesoro antiguo; tango, milonga, candombe y rumba». En 1977, el presidente Tarradellas inmortalizó el saludo «'Ja sóc aquí!'». Gato Pérez lo emuló al año siguiente en su primer disco: «'Ja sóc aquí, he vingut amb la rumba; per pena vostra no he vingut abans, però sóc aquí per tornar-vos tarumbes'». Lo consiguió. Y, como otros muchos, contribuyó a consolidar la mestiza sociedad de su país adoptivo. Un país en el que el futuro es tradición, mixtura y voluntad. «'Un país sense místics ni grans capitans, que en frases solemnes no ha cregut mai'», como canta Raimon.

Desde hace siglos, Catalunya resulta de sumar diversidades. Tenemos historia, pero sobre todo tenemos proyecto. Explícito o implícito, da igual. Somos un país antiguo, pero no viejo, porque se replantea a diario. Se enfrenta ahora a un reto mayúsculo, inabordable siendo apéndice de una nave envejecida. Se impone cortar amarras. Para no naufragar. Para acoger, con plenitud, a los Gato Pérez de mañana.