Dos miradas

Garitano y Moreno

josep maria Fonalleras

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace unos años, Raül Agné era el entrenador del Girona y se encontró en una situación similar. Daba una rueda de prensa en Huesca y varios periodistas aragoneses le recriminaron que hablara en catalán. Se marchó indignado porque no había manera de que entendieran que aquello era normal. Ahora ha vuelto a pasar, y Gaizka Garitano, entrenador del Eibar, también ha abandonado la sala una vez constatada la falta de voluntad de entendimiento de algunos. Por otro lado, Juanjo Moreno, el jefe de prensa del Almería, ha protagonizado, seguramente, la metáfora de la jornada, enfadado, tanto o más que Garitano, ante la intolerancia. No sirvieron de nada sus llamadas a la serenidad y, de hecho, a la asepsia, que muy a menudo ha estado presente en actos como este, aún más tras la decisión de Guardiola de contestar en la lengua en la que era preguntado.

No es necesario rasgarse las vestiduras por una anécdota ni hay por qué convertirla en categoría, pero sí hablamos de síntomas. Moreno, al defender que cada uno hable como quiera en un Estado donde la diversidad debería ser protegida y no despreciada, dijo que lo que hizo «no tiene mérito». «Era solo mi trabajo». Quizá ya no estamos a tiempo de pedir fervientes muestras de estimación, pero sí de respeto y politesse. Es decir, la voluntad de convivencia, el afán por el desarrollo normal de las cosas, los trabajos constantes a favor de la educación cívica. Si esto falla, poco se puede hacer.