Dos miradas

Garganté y sus 5'

Esas cuatro horas y 55 minutos que él pretende ahorrarse son la barrera que nos protege de los abusos del poder

Josep Garganté, durante su rueda de prensa que ofreció el jueves en la sede del ayuntamiento.

Josep Garganté, durante su rueda de prensa que ofreció el jueves en la sede del ayuntamiento.

EMMA RIVEROLA

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«Podemos hacer que esto dure cinco minutos o cinco horas», presiona el concejal Jaume Garganté. Está inmortalizado en el vídeo que registra la conversación entre él y José Luis L. F., un médico del CAP de Peracamps. El edil de la CUP intenta que el facultativo modifique el parte de lesiones e incrimine a la Guardia Urbana por las heridas de un mantero. El médico se niega a rectificar. Reitera que el mantero declaró haberse caído por las escaleras sin que nadie le agrediera. Garganté insiste. Sostiene que el mantero no se atrevió a decir la verdad. El médico razona que, en ese caso, interponga una denuncia. Garganté incrementa la presión. Al médico le cuesta mantener la firmeza.

El conflicto acaba con la interposición de una demanda del médico contra el concejal. La investigación decidirá cuál es el origen de la lesión del mantero, pero más allá de esa verdad, queda el registro de unas presiones absolutamente improcedentes por parte de un cargo público. Una extorsión propia de quien piensa que su poder le permite saltarse las leyes y el respeto hacia cualquier profesional. Basta con imaginarse la historia al revés, un concejal tratando de que se modifique un parte para encubrir una agresión policial, para comprender lo reprobable de la acción. La actitud de Garganté es incompatible con la democracia. Esas cuatro horas y 55 minutos que él pretende ahorrarse son la barrera que nos protege de los abusos del poder.