ANÁLISIS

Ganar o perder en Túnez

RAFAEL VILASANJUAN

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Túnez no es un oasis. La democracia mas moderna de todo el mundo árabe, el lugar donde arrancó la protesta que alumbró primaveras de esperanza y el único donde se intuye un modelo de convivencia nacional, independiente de creencias y practicas religiosas, no está exento de la amenaza radical. En su construcción de espacios salvajes y desiertos de humanidad, el Estado Islámico no quiere oasis de islamismo moderado y Túnez es un camino equidistante entre las dictaduras más o menos represoras y el caos. Esa es la razón del atentado al Museo del Bardo.

Mas allá del horror y el dolor, es una prueba de fuego al proceso de transición tunecino. Por primera vez los atentados tienen lugar en la capital y las víctimas son civiles. Los objetivos del Estado Islámico están claros. Por un lado, generar terror y desestabilizar el país frenando el turismo. Por otro, romper la unidad nacional entre los islamistas moderados y el Gobierno laico.

EL RETO

Si Túnez evoluciona hacia una represión indiscriminada, los terroristas lo habrán conseguido. En el camino frágil hacia la democracia el reto es emplear la misma fuerza con la que se combate a los radicales para iniciar una reforma de la seguridad, que entre otras cosas no condene a un bloguero por criticar al Ejército o niegue la justicia a las víctimas de la represión sangrante del régimen anterior.

En una sociedad que recién despierta a la democracia y con una frontera porosa en Libia, donde reina el caos, el reto es no dejarlos solos. El ataque nos afecta a todos y no debería haber dudas en cómo ayudar a nuestro vecino de abajo. Frenar al Estado Islámico en Túnez no requiere enviar ejércitos, sino ayuda para permitir al país invertir en una juventud con escasas salidas, cooperar para fortalecer sus instituciones y apoyar a los numerosos grupos de la sociedad civil que apuestan por una sociedad moderna. Si Túnez gana, ganamos todos. Si pierde nos lamentaremos de que solo quede la alternativa de una intervención, mucho más cara y con peores consecuencias.