Análisis

Ganan las autonómicas y pierden las plebiscitarias

JOAN TAPIA

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Con resultados no completos se pueden extraer algunas conclusiones.

Primera. La participación ha subido mucho, casi un 10%, pero el empate interno catalán sigue. Catalunya está partida porque los independentistas, tras unas elecciones autonómicas adelantadas que han querido que fueran plebiscitarias, han logrado solo el 47% de los votos. Son muchos, pero no llegan al 50%. Con un 47% no se puede decir que el pueblo catalán inequívocamente aspira a la independencia. Y es penoso que ni Artur Mas ni Oriol Junqueras lo reconocieran ayer.

Segunda. La suma de los diputados de Junts pel Sí y de las CUP es de 72 diputados. Si se ponen de acuerdo tendrían derecho a gobernar la Catalunya autonómica. Y a cambiar el Estatut si logran el apoyo de las dos terceras partes del nuevo Parlament. Nada más, pero nada menos.

Tercera. El independentismo -tampoco los contrarios- no puede cantar victoria. Junts pel Sí ha bajado de 71 diputados a unos 62. Las CUP han subido de 3 a 10, un salto importante que demuestra que la lista unitaria no ha sido un buen invento. Juntas las dos listas suman 72, dos menos que en la legislatura anterior. ¿Valía la pena tanto ruido? Máxime cuando con 62 diputados, a Mas no le basta la abstención de las CUP para ser president. Es un dato relevante. Otro es que Junts pel Sí (CDC, ERC, la ANC y Òmnium) tendrán ahora 62 escaños, justos los mismos que tuvo CiU sola en el 2010 cuando Mas fue elegido presidente. En el camino se ha librado de Unió y de Duran Lleida. ¿Eran más molestos y desobedientes a CDC que lo serán Junqueras, Romeva y Lluís Llach?

Cuarta. Ciutadans, un partido nacido de la reticencia fuerte contra el maragallismo (alianza del PSC con ERC) y contra el independentismo ha tenido un gran resultado al pasar de 3 diputados en el 2006 y y 2010 a 9 en el 2012 y ahora a 25. Como partido de protesta antisecesionista ha tenido un gran éxito. Debe tener ahora capacidad de proposición positiva. Con 25 diputados la protesta contra Artur Mas (o la sombra del tripartito) ya no basta.

Quinta. El PSC sufrió una seria crisis porque era el partido que apostó mas por el entendimiento con la España del Estatut. El agit-prop independentista y el españolista lo condenaban, unos por «traidor» a Catalunya, otros por cómplice del separatismo. Pierde cuatro diputados pero sigue vivo y sobre todo con Miquel Iceta parece haber consolidado liderazgo y voz potente. Su posición seguirá siendo difícil porque el separatismo no parece dispuesto a modular su posición pero una victoria de Pedro Sánchez en España podría darle una posición relevante.

Sexta. El PP ha tenido una seria derrota. Pierde nada menos que ocho diputados (sobre 19). Es sobre todo culpa del PP de Madrid que recurrió un Estatut tras ser aprobado en referéndum y que, tras cuatro años de gobierno, no ha conseguido reducir el desencuentro.

Séptima. Mientras Artur Mas -si continúa siendo presidente- y Mariano Rajoy -si gana las elecciones de diciembre- no rectifiquen su inflexibilidad, el impasse interno catalán continuará y el desencuentro Catalunya-España se envenenará. ¿En beneficio de alguien?