Otro año que no ganamos Eurovisión

Edurne

Edurne / periodico

MANEL FERRER

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Llamadme derrotista, pesimista o lo que os dé la gana, pero me considero realista. España es el típico amigo que va a los sitios con gente que le cae mal, pero que por no quedarse en casa pues sale. Estamos emperrados en llevar canciones que luzcan, a princesas de Disney y canciones idealizadas, que aunque no valgan un duro pues dan al país esos tres minutos de idealidad fantaseada y que poco o nada se parecen a lo que ofrecen el resto de países.

Cierto es que el año pasado disfruté mucho con Ruth Lorenzo, creo que fue una excelente embajadora y que su canción y puesta en escena estuvo acorde con el festival en sí. Pero también es verdad que he sufrido y mucho con Lucía Pérez, ¿quién se acuerda de ella?, Pastora Soler o con El sueño de Morfeo, que patinaron como Elsa de Frozen.

Estamos obsesionados con llevar a canciones que transmitan grandeza y potenciar solo la voz del artista, cuando realmente el resto de países ponen el acento en la puesta en escena y la voz es un elemento más de todo el montaje. No sé si es que estamos muy seguros de nuestros artistas, si no tocamos de pies al suelo o si simplemente, nos importa un pimiento lo que pase en esos días en el festival de la canción.

Este domingo entré en la web de RTVE para escuchar la canción y después de estar más de cinco minutos buscando el reproductor de la canción 'Amanecer' de Edurne, me puse a escucharla. La chica tiene buena voz y no lo hace mal, pero el problema es el mismo de siempre. La canción no me sorprendió, es otra vez lo mismo, buscamos un estribillo que se intente enganchar mientras que el resto de la canción es más simple que la anatomía de un Playmobil. Y incluso, solo escuchando la canción ya me imagino cómo será la puesta en escena, nos apalancamos en lo clásico, en lo de siempre y nos da lo mismo lo que hagan el resto de países.

Llega un punto en el que creo que nos da lo mismo si ganamos o si perdemos, los países ya no votan por afinidad o cariño, nos llevamos mal con casi todo el mundo y este es otro factor que nos da la espalda a la hora de querer aspirar a algo.

Ahora ya no vamos con la mentalidad de ganar, ahora vamos con la idea de no quedar muy mal. Partiendo de esto, creo que para España, Eurovisión está sobrevalorada y nos da lo mismo lo que pase, siempre y cuando participemos, que eso nos hace muy Vips, cuando en verdad eso es lo de menos.

Es más, antes de escribir esta columna me mirado las redes sociales de algunos de los Eurofans amigos míos, y sin tener en cuenta que la mitad ya son fans de Edurne, coinciden en que es una apuesta fuerte y arriesgada. Yo de momento no lo veo así, y solo apuesto por la belleza de Edurne, y aunque su voz me gusta, no creo que se pueda lucir ni la mitad de lo que podría hacerlo con una canción de las suyas originales.

Nunca llamamos la atención con aristas sorprendentes o que destaquen por algo, nos regimos por aquel artista que no le importe representarnos y luego ya vemos lo que puede hacer.

Nos falta mucha autocrítica y una dosis de realismo. No puede ser que hagamos una inversión tan grande en un festival que al fin y al cabo, nos acaba aportando sólo audiencia en nuestra televisión pública. Para eso emitimos partidos de fútbol, que el resultado es muy parecido y eso al menos se nos da bien.