Galimatías del 'procés'

La capacidad del Govern para reescribir el guión sobre la marcha es asombrosa

Joaquim Coll

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Fuera de Catalunya, el independentismo ha dejado de verse como un peligro inminente para ser observado como un problema grave pero sobre todo latoso e incluso frívolo a tenor de las contradicciones de sus protagonistas. Desde la elección del nuevo 'president' se han instalado algunas dudas sobre si el desafío avanza, retrocede o ha entrado en un punto muerto. En parte eso se debe a la propia actitud de los políticos separatistas, que se han mostrado desafiantes en tantas ocasiones que mucha gente ya no sabe si creérselos. “Que la independencia iba en serio ustedes se han dado cuenta demasiado tarde”, espetó Carles Puigdemont a la oposición en el Parlament, mal citando un famoso verso de Jaime Gil de Biedma (Que la vida iba en serio/uno lo empieza a comprender más tarde), un poeta que por lo demás jamás apoyó el secesionismo. Lo sorprendente es que con la misma chulería que los líderes del 'procés' parafrasean lo que les conviene, o encuentran asombrosas similitudes históricas con su causa, son capaces de contradecirse sin ningún rubor.

Si durante la campaña electoral afirmaban que podían culminar la hoja de ruta secesionista con solo una mayoría absoluta de diputados, ahora reconocen que sin el 50+1 de los votos populares eso no es posible. Sin embargo, siguen empeñándose en que dentro del plazo previsto se celebrarán elecciones constituyentes de la república catalana, cuya independencia todavía no saben si tendrán que proclamar de alguna forma antes de esa nueva cita con las urnas. El lío es tan tremendo que ni ellos mismos se aclaran. Estas semanas hemos escuchado al 'president' Puigdemont, a los 'consellers' Raül Romeva y Neus Munté, y a la secretaria general de ERC, Marta Rovira, afirmar cosas contradictorias. Para el flamante 'Ministry of Foreign Affairs' catalán se efectuará necesariamente una primera proclamación de independencia. La portavoz del Govern ha hablado de realizar una estrambótica “declaración de intenciones”, mientras Rovira ha negado taxativamente que se vaya a proclamar la independencia. La republicana enmienda la plana al 'Ministry' y considera que la aprobación de la ley de transitoriedad jurídica es más que suficiente para realizar esas elecciones constituyentes. Menudo galimatías.

Pese a todo, su capacidad para reescribir el guión sobre la marcha es asombrosa. Se benefician de la indulgencia de sus electores, amén de la complacencia de aquellos periodistas que hasta ahora les han entrevistado sin que ninguno haya sido capaz de formularles la única pregunta realmente relevante: ¿En base a qué decreto convocará Puigdemont esas elecciones “constituyentes”? La respuesta, por supuesto, sería huidiza. Porque todos lo saben. En base a las mismas disposiciones autonómicas y constitucionales con las que Artur Mas convocó las supuestamente “plebiscitarias” del pasado del 27-S.