Galifianakis y el helecho

El actor de 'Resacón en Las Vegas¿ también hace entrevistas paródicas

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JORDI
Puntí

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Hará unos cinco años dediqué esta columna a Zach Galifianakis. Se había estrenado Resacón en Las Vegas y me fascinaba ese actor de apellido difícil que llenaba las escenas solo con una barba y unas gafas de sol. Galifianakis era conocido por sus monólogos humorísticos y hoy es una estrella de Hollywood. La segunda y la tercera parte de Resacón... no salieron muy bien, pero le dieron impulso y más oportunidades para lucirse. Ahora incluso tiene un papel serio en la excelente última película de Alejandro González Iñárritu, Birdman, recién estrenada en Estados Unidos.

Además, Galifianakis ha sabido mantener un perfil alternativo. La principal prueba es Between two ferns (Entre dos helechos), una serie de entrevistas paródicas, producida por FunnyorDie, que puede verse solo por internet. Desde el 2008, cuatro o cinco veces al año, Galifianakis se interpreta a sí mismo -o una versión más arrogante- y hace entrevistas lamentables a actores famosos, que durante cinco minutos se dejan despreciar y atropellar. Entre otros han pasado Michael Cera, Natalie Portman, Charlize Theron o James Franco, y en el 2013 incluso fue el presidente Obama para promocionar un programa de Salud Pública.

Estos días se ha estrenado un nuevo episodio, una divertida entrevista con Brad Pitt. Galifianakis le lanza preguntas irreverentes y él casi no responde. Preguntas del tipo: «Ducharse: ¿cómo es que no lo haces?». «Hablemos de tu nueva película, Fury: ¿cuando sale en DVD?». «¿Te resulta difícil mantener el bronceado, viviendo siempre a la sombra de tu esposa?». Galifianakis es un desastre, se equivoca con los nombres, y a ratos es como la antítesis de ese personaje que el gran Chris Farley interpretaba en Saturday Night Live en los 90. El periodista que entrevistaba actores y no sabía hacer preguntas. Recuerdo un día con Keff Daniels. Farley le decía: «Tú... ¿tú estabas en Algo salvaje, verdad? ¿Te acuerdas de cuando Melanie Griffith te ponía las esposas? ¿Te acuerdas?». Daniels respondía que sí, por supuesto. «¡Era buenísimo!». Y así todo el rato.