MIRADOR

La fuerza de la negación

JOAQUIM COLL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Nunca hay que subvalorar la fuerza de la negación, incluso ante grandes evidencias. Sucede a veces en los debates científicos y con mucha más virulencia en la política. En el ecuador de la legislatura, el negacionismo se ha convertido en la identidad de Mariano Rajoy. «Yo no soy como usted, señor Rubalcaba, lo que no llevo en mi programa no lo haré», dijo en el debate de la campaña electoral. El líder del PP negó entonces que fuera a recortar la educación, la sanidad, las pensiones, subir los impuestos o a abaratar más el despido. La lista de desmentidos y falsedades hasta hoy es inacabable. Todo junto supone una regresión sin precedentes contra las conquistas de nuestro Estado social y democrático, cuando no en línea frontal de colisión. Los sindicatos se lo recordarán otra vez en la calle este domingo.

El descaro de los populares hoy es inversamente proporcional a su furia cuando estaban en la oposición. Ayer Rajoy concedió una entrevista tras un largo silencio para decir algunas cosas sin concretar mucho. La línea argumental de fondo es desmentir la realidad, principalmente en el terreno económico, donde el PP alimenta la ficción de que estamos mejor que hace dos años, aunque todos los datos indican lo contrario. Una cosa es dejar atrás la recesión, otra salir de la crisis y crear empleo. Rajoy es la quintaesencia del político que nada descarta ni nada confirma. Todo son intenciones. Anunció, eso sí, dos importantes reformas estructurales para el 2014, la fiscal y la financiación autonómica. Solo apuntó que tienen como objetivo, la primera, bajar el IRPF y, la segunda, repartir mejor los impuestos entre Autonomías y Estado.

En este último punto puede que hallemos parte de la respuesta al extraordinario misterio que rodea los presupuestos catalanes para el año que viene. El socialista Maurici Lucena le recordó al conseller Mas-Colell su «obligación democrática, política y ética» de explicar cómo piensa obtener los 2.318 millones que faltan para cuadrar las cuentas (el 10% de los ingresos no financieros de la Generalitat). Poco se aclaró en el Parlament. Sin embargo, debería ser el gran debate del momento, en lugar del circo mediático sobre las declaraciones de Junqueras o Aznar.

El conseller lo niega, pero son unos presupuestos poco creíbles, sobre todo en los ingresos. Es muy improbable que vaya a obtener esa abultada cifra únicamente con nuevas privatizaciones y concesiones, teniendo en cuenta además el precedente de Aigües Ter-Llobregat. Por tanto, a alguien engaña Mas-Colell. Y esta vez solo puede ser a sus socios de ERC. O porque finalmente sí tendrán que aplicarse nuevos recortes en el 2014, o porque ya hay algo parecido a un acuerdo en financiación con Rajoy que, en parte, los evitarán. O por ambas cosas a la vez.