LA CORTINA DE HUMO

Fuego amigo

PP y PSOE van entendiendo que, o comunican mal, o directamente no comunican por sus dinámicas internas

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TONI AIRA

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En el 2013, Pablo Iglesias escribió el libro 'Maquiavelo frente a la gran pantalla'. Cine y política. Gran pantalla. Pero de él y su Podemos es muy interesante ver el dominio que han demostrado hasta ahora del lenguaje de otras pantallas más pequeñas, de la comunicación en multimedia y multiplataforma, controlando el ritmo que el lenguaje televisivo imprime al conjunto de medios y a nuestra sociedad en general.

Un partido nuevo, que nace de la mano de una nueva generación, se adapta bien a este contexto y, por ejemplo, en un fin de semana como este, cuando sus señorías están la mayor parte de paréntesis navideño, va y Podemos se abre hueco en portadas de diarios y protagoniza minutos de informativos en teles y radios con sus nuevos dirigentes territoriales. Otro gol. Y el resto, a lo suyo.

En el PP y en el PSOE van entendiendo que la mayor parte del tiempo, o comunican mal, o directamente no comunican por sus dinámicas internas, muy desbordadas, muy víctimas de aquello que en política se conoce como el 'fuego amigo', las tretas internas. En Podemos, de momento, el control férreo de la dirección hace posible la transmisión de un mensaje claro.

En el PSOE, en cambio, pasados solo unos pocos meses de la elección de Pedro Sánchez como secretario general, la sensación de crisis interna se agudiza. El líder está en falso, sobre todo por el fuego amigo que recibe de la presidenta andaluza, Susana Díaz. Ella oficialmente lo niega y básicamente ataca «la política de comunicación» del secretario general que sin ella no sería. De comunicación de crisis, van.

Y en el PP, más o menos. Finalmente, con un presidente que no comunica y que cuando se ve obligado a hacerlo se pone a ello a desgana y mal, han colocado en la Moncloa de portavoz adjunto a un pulcro y siempre discreto José Luis Ayllón, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes. No quieren exponer aún más a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que da la cara ya más de lo que correspondería si al timón hubiera alguien con capacidad para hacerlo.

Sonó Ayllón para portavoz del grupo en el Congreso, pero ahí pusieron a Rafael Hernando, a intentar cubrir con su incontinencia verbal y su perfil derecha-derecha el flanco más duro del electorado del PP. Ayllón, experto en esquivar internamente el fuego amigo, se aplicará a lo propio para tratar de poner en valor la gestión del Gobierno. Más que comunicación de crisis, de supervivencia. A día de hoy, a eso aspiran básicamente los populares y los socialistas, en contraste con su pujante amenaza exterior.