Gente corriente

«Fue como con el fútbol, que vi que se me daba bien»

Músico. Huyó de Angola con su nutrida familia. Viajó por Suramérica. Se hizo futbolista. Y ahora canta gospel.

«Fue como con el fútbol, que vi que se me daba bien»_MEDIA_3

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MAURICIO BERNAL

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Hugo Soares. El angoleño errante.

-Mi padre era portugués y se había marchado de Portugal porque estaba harto, quería cambiar de aires. Angola era en esa época una colonia que los portugueses apreciaban mucho, donde se podía vivir bien, así que se fue allí. Pero cuando estalló la guerra, en el 75, se tuvo que ir. Yo era muy niño, pero recuerdo que pasamos por Italia, Portugal y Alemania. Después nos fuimos a Sudamérica.

-¿A Sudamérica? Lejos, ¿no?

-Por Brasil. Les tira mucho, a los portugueses. Lo curioso es que éramos un grupo grande, ¿sabe por qué?

-¿Por qué?

-Porque éramos muchos hijos. Mi padre tuvo cinco con su mujer portuguesa y nueve, después, con su esposa angoleña; mi madre. Yo soy el segundo de esos nueve. En Sudamérica no estuvimos solo en Brasil, también en Paraguay, por ejemplo, y en Argentina, y casi siempre en uno de esos países se instalaba uno de los mayores. Pero seguían naciendo otros, así que éramos un grupo estable. Siempre 10, más o menos.

-Pero ¿nunca se quedaron en un solo sitio?

-Pues no. Siempre era temporal, porque mi padre básicamente esperaba que las cosas mejoraran en Angola. Y de hecho volvimos, aunque solo tres años. Era una época confusa, y tuvimos muchas dificultades, a veces entraban militares a la casa a robar, o había tiroteos... No era una cosa diaria, pero eran situaciones que vivíamos. A mí me dio malaria y casi me muero; fue una de las razones por las que nos marchamos de nuevo.

-¿Adónde?

-A Sudamérica. Otra vez.

Hugo Soares. El futbolista.

-Nos instalamos en Argentina, y aunque mi padre seguía pensando en volver a Angola, ahí estuvimos muchos años. Ahí estudié, crecí... Y bueno, el caso es que a mí siempre me gustó el fútbol, y soñaba con ser profesional. Y me salieron las cosas.

-Cuénteme.

-Empecé jugando en San José de Oruro, un equipo de la primera división boliviana. Y ese año, el primero, el año 97, quedamos campeones.

-¿De qué jugaba?

-Era delantero centro.

-¿Y? ¿Estuvo mucho tiempo ahí?

-Qué va, estuve en muchos clubes, de hecho la sensación que tuve fue la de que estaba siguiendo la vida nómada que había hecho de niño. Del Oruro, por cambiar de aires, me fui a Defensa y Justicia, en Argentina, y después al Atlético Zulia, en Venezuela. Luego pasé al Deportivo Pesquero, en Perú, y más tarde a Excursionistas, en tercera división argentina, donde hice un montón... Un montón de goles. La gente todavía me escribe. Pues de ahí di el salto a Europa: al Skoda Xanthi, en Grecia.

-Jugó en todas partes, usted.

-Sí, en Europa de hecho aún estuve en otros clubes, pero empecé a tener problemas de lesiones. ¡Pero todavía juego! Ya no soy profesional, claro. En el Atlanta, el equipo del Raval.

-Entiendo que ahora lo suyo es más la música, ¿no?

-Sí, ahora sí.

Hugo Soares. El músico.

-¿Me lo explica?

-Sí, no sé, me empecé a animar con la música y me pasó como con el fútbol, que vi que se me daba bien. Que incluso me podía ganar la vida.

-¿Por qué acabó aquí?

-Por un hermano. Tengo tantos... Me dijo que Barcelona estaba muy bien. Y yo vine. Empecé a cantar, a tocar la guitarra... Y no sé: la cosa se fue asentando y hoy toco en la calle, en bares, en discotecas; donde haga falta.

-¿Qué toca?

-Básicamente, música afroamericana. Mucha influencia de soul.

-¿Y el gospel?

-El gospel. Sí. Ahí llegué porque Òscar, del Institut del Gospel, me vio un día cantando en la calle y me propuso hacerlo. A mí me gusta entre otras cosas porque me acerca mucho a cierta parte africana mía, ¿entiende? Lo siento muy adentro, eso.

-Claro. ¿Y dónde canta?

-Bueno, ensayamos en la Iglesia de Sant Ferran y nos vamos presentando por ahí. En matrimonios, por ejemplo. Y de vez en cuando hay una presentación grande, sobre todo en época navideña. De hecho, el día 22 nos presentamos en el Auditori.

-Caray. O sea, que un día canta en la calle, y al otro día, en el Auditori.

-Pues sí. Así es.