tú y yo somos tres

«Yo Frank, tú indio»

FERRAN MONEGAL

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El debut del aventurero Frank Cuesta en el canal Discovery Max conlleva cambios de planteamiento. Ahora ya no se trata solamente de que el herpetólogo vaya en busca de las bestias e interactúe con ellas. Ahora también le construyen escenas con supuestos indígenas, en esta caso del Amazonas, a fin de conseguir un contraste pintoresco. Lamento decir que es una estrategia en la que no logran autenticidad, sino comedia. Mientras Frank se mantiene en su papel de naturalista cachondo, y entra en relación con la serpiente anaconda, con el puerco espín, el cocodrilo, el loro o el jabalí amazónico, sigue consiguiendo ese nivel de simpatía que nos tenía acostumbrados en sus anteriores ediciones de Frank de la jungla (cuando estaba en la cadena Cuatro). Su desparpajo, sus chascarrillos -muchas veces ingeniosos y  campechanos- y su particular manera de aproximarse al mundo animal, de forma posturista y heterodoxa, concitaba una atractiva fascinación. El plus que le exigen ahora, ampliando sus andanzas con la fauna de la selva y construyéndole otros encuentros con supuestos indios silvestres, ha sido cuando menos farsesco. Al menos, en esta primera entrega. No dudo que el factor humano contratado para aparecer en estas aventuras sean indígenas auténticos. Ni acuso a Frank de falta de respeto hacia ellos. Pero la sensación de impostura que transmitía todo ese cuadro escénico era evidente. Siendo indígenas del Amazonas parecían criaturas disfrazadas para la ocasión. Unas plumas en forma de sombrero, una lanza, un poco de pintura en las mejillas, un arco, un par de flechas y los diálogos que iba recitando Frank con ellos. ¡Dios mío!, todo junto irradiaba un clima tremendamente carnavalesco. Todo parecía de atrezzo. Teatralidad. Comedia. Credibilidad cero. Veremos si mejoran.

ANA Y FELIPE .- Se desvivía Ana Pastor (El objetivo, La Sexta)  intentando que Felipe González, concretase un poco. Felipe disfrutaba en plan estadista, arquitecto de grandes reflexiones, ese papel que tanto gusta interpretar a los que han llegado a la sublime condición de expresidentes. Dibujaba en el aire trazos globales sobre una Europa más solidaria y hermosa. Desesperada, Ana le apremió: «Conteste, ¿le gusta la idea de una gran coalición PP-PSOE?». Respuesta: «Si el país lo necesita, que lo hagan». ¡Ahh! «¿Pero quién decide si el país lo necesita o no?», le insistía Ana. No hubo manera.