Los SÁBADOS, CIENCIA

Francia y el valor de la investigación

La ciencia en libertad es un potente factor económico y cultural en un país que hoy sufre el terrorismo

PERE PUIGDOMÈNECH

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La libertad y la creatividad que hay en Francia la convierten en un objetivo preferente del terrorismo. La lista de las personas fallecidas en los atentados de París nos da un retrato de gente que sale a cenar o a un concierto un viernes por la noche en uno de los barrios más jóvenes de la ciudad. Muchos de ellos eran estudiantes, trabajadores o profesionales jóvenes, artistas o sindicalistas. Es una muestra de la sociedad francesa libre y diversa. Francia ha sido históricamente uno de los centros creadores de la cultura pero también de la ciencia mundial. Las transformaciones que sufren el país y Europa en su conjunto hacen que los franceses se planteen cómo deben adaptar su ciencia y sus universidades a los nuevos tiempos. Por mucho que se sienta amenazada, no podemos pensar la sociedad francesa sin su sentido de la libertad y de los derechos individuales, que han hecho que el cultivo de la cultura y de la ciencia sea allí tan favorable.

La estructura actual de la ciencia francesa es consecuencia de decisiones que se tomaron justo antes y justo después de la segunda guerra mundial. El sistema universitario francés es complejo por la existencia junto a las universidades -que siguen siendo de acceso libre en su gran mayoría- de las llamadas grandes écoles, en las que se entra por concurso y en las que se forman no solo los miembros de los cuerpos administrativos del Estado sino también los dirigentes de las grandes empresas. Quienes fueron testigos y actores de las grandes revoluciones científicas de la primera mitad del siglo XX propusieron que la manera de apoyar la investigación en su país fuera la creación de una organización, externa a las universidades pero ligada a ellas, que permitiera una investigación libre y de calidad. Así nació el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS en sus siglas en francés) a mediados de 1939, que se enmarcaba en el conjunto de reformas sociales que el Frente Popular de Francia había propulsado durante los años 30.

En estos momentos el CNRS es una institución de más de 30.000 personas en la que se hace investigación en casi todas las disciplinas básicas de la ciencia. Es una de las mayores instituciones de investigación del mundo. Hay más de mil unidades de investigación, la mayoría de las cuales son mixtas con las universidades. Durante mucho tiempo el CNRS era el mecanismo prioritario para financiar la investigación en Francia. Los últimos 60 años se han ido creando en el país otras instituciones de investigación, como el Inserm para la investigación médica, el Inra para la agronómica y una larga lista de siglas entre las que es difícil orientarse. Hay debates en Francia sobre el sistema de investigación, y desde posiciones de derechas el CNRS ha sido presentado como una organización poco eficaz dominada por sindicalistas y gente de izquierdas. Ha habido reestructuraciones que han acabado creando aún más siglas y sistemas de evaluación complejos que alimentan la tradición francesa para las discusiones y los debates. Al mismo tiempo, las universidades han ido adquiriendo una autonomía que las ha convertido en un nuevo actor, junto con las regiones, en las decisiones sobre investigación.

Sin embargo, la investigación francesa es vigorosa. Todavía hay premios Nobel de Ciencias en Francia, por no hablar de la investigación en matemáticas, una de las mejores del mundo, o de las disciplinas de humanidades, siguiendo la gran tradición francesa. Las instituciones de investigación defienden sus ideales de una ciencia basada en la curiosidad y enfocada hacia la creatividad y la excelencia. Hay que recordar también que no existirían ni Airbus ni Arianne si no hubiera habido instituciones públicas de investigación francesas trabajando en la aviación y el espacio. Y en estos años de crisis el apoyo público a la investigación ha quedado estancado y el futuro puede ser poco claro, pero no ha habido la regresión que se ha dado en otros países, como es el caso de España. Las instituciones de investigación son en Francia un potente factor de dinamización económica y cultural y están presentes en los grandes debates nacionales.

El CNRS publicó hace unos meses una propuesta para participar en la investigación de las causas de la radicalización de minorías islámicas en Francia. Para la gente que ha muerto en los últimos atentados, estos estudios llegan tarde. Se trataba de gente joven que estaba viviendo en el ambiente festivo de un fin de semana que solo se puede dar en un entorno de libertad como el que existe en la sociedad francesa. Esta actitud debe ser insoportable para las minorías fanatizadas, para las que la cultura y la libertad son los enemigos principales. Es en este entorno en el que la investigación puede desarrollar mejor su creatividad. Pero también la ciencia, con su función de análisis y reflexión, sirve para preservar un ambiente de libertad que no deberíamos estar dispuestos a perder. 

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