Al contrataque

'Fracking'

MANEL FUENTES

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La OTAN acaba de reunirse. Se plantea un cambio de estrategia. Las cosas no andan bien con Rusia y menos todavía con el autoproclamado Estado Islámico. Sí, los terroristas que degüellan a periodistas norteamericanos y arrasan con los que se les pongan por delante, aniquilando su dignidad humana. El caso es que estos tipos, que como pintó El Roto, debieron estudiar religión en el matadero cada vez encuentran más adeptos a su causa. Y van abriéndose paso en un territorio de países fallidos.

Vivimos tiempos de fracking. Se difuminan los límites de casi todo. Poco a poco van desapareciendo los grandes países y los grandes yacimientos. Trabajamos en la impureza. Bajo la tiranía del fanatismo económico o religioso. Bajo los caprichos de una dictadura o de una democracia con agujeros.

Por las grietas de lo público se cuelan los intereses privados que no entienden de patrias ni de territorios, ni de éticas ni de justicias sociales. Lo público se entregó al taladro de la deuda y del mercado y poco a poco se va desintegrando. Partes de los ejércitos más poderosos están subcontratadas a empresas privadas con poco control. Y esto pasa en muchos más sectores. Cada vez somos más dueños de nada, y no estamos invitados a votar en los consejos de administración que importan. Eso sí, ondeamos las banderas que consiguen distraernos como hace el capote con el toro.

Cada 40 segundos una persona se suicida en este mundo excluyente que cada vez nos acerca más el cartel del coto privado de caza. Pastillas, psicoanalistas, coaches, fútbol cuatro días por semana y lo que haga falta para que no se extienda la epidemia. Que el malestar tenga cortafuegos. Que el ébola se lo coman ellos, piensan algunos. Pero al final, el mundo es uno y la codicia y la depredación deja problemas por resolver.

Países rotos

El nuevo petróleo ya no se encuentra en grandes yacimientos bien delimitados sino sacudiendo el subsuelo de mala manera, con posibles daños colaterales.

Así de grande es el nuevo reto que se le ha presentado a la OTAN. Porque esto no es una guerra con las reglas de siempre, con un país delimitado y una cierta ética en la batalla. Aunque de manera diferente, Ucrania y Siria o Irak se han convertido en países rotos. Y si los intereses creados nos frenaron ante Vladímir Putin o Bashar al Asad, ahora la desigualdad entre quien todavía tiene que rendir cuentas públicas ante la galería y quienes no tienen pudor en no mostrar ningún escrúpulo nos complica la nueva batalla.

Nos entregamos al fracking. Las capas del sustrato convivencial se agrietan. Para dar con el objetivo cada vez se producirán más daños colaterales. Hemos dejado que se abra la puerta del todo vale y ahora nos va costar cerrarla.