Al contrataque

Fouché

Si Stefan Zweig estuviera vivo, quizá escribiría sobre Artur Mas como hizo con el influyente jacobino y revolucionario francés Joseph Fouché

Imagen de archivo de Artur Mas y Carles Puigdemont, tras la investidura del segundo.

Imagen de archivo de Artur Mas y Carles Puigdemont, tras la investidura del segundo. / PERIÓDICO

MANEL FUENTES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Lo mejor que uno puede hacer cuando los que te acompañan te quieren muerto es hacértelo. Eso sí, dominando los tiempos y el control del escenario aunque sea desde fuera, si es posible. El 'procés' ha tenido bastantes altibajos, pero tras el 27-S el rompecabezas se complicaba extremadamente. El 'sí-pero-no' era una losa, no solo para proclamar la independencia sino también para proclamar a Artur Mas presidente.

Aguantó los desprecios de la CUP y las presiones sibilinas de Junqueras, pero Mas ha revalorizado su figura en su enésima pirueta. Y no solo eso. Como escribí hace dos semanas, en caso de nuevas elecciones los pronósticos sobre la nueva Convergència y sus hipotéticos candidatos no eran nada halagüeños. Y con su paso al lado, Mas la salva y se salva. El 'procés' avanza, pero que nadie se lleve a engaño: la independencia no llegará en 20 meses. Y Mas aguarda en los cuarteles de invierno.

¿Y Puigdemont? Pues al no haber sido un escudero visible de Mas, hoy no suena a 'president' de consolación. Girona y el municipalismo dan pedigrí y, con su nombramiento, el nuevo 'Molt Honorable' sabe que se lo deberá todo a Mas. Sí, es verdad que en las municipales de hace menos de 10 meses, la elección era para cuatro años, pero esto qué importa ya. Es irrelevante en Girona, Barcelona o en Sant Vicenç dels Horts. También el número uno de Junts pel Sí era Romeva y Mas, el cuarto, ¿no?

¿Y la CUP? Según Mas, lo que consigue el nuevo acuerdo es domarlos durante toda la legislatura para evitar populismos o terremotos políticos, explicación que provocó que la portavoz 'cupaire' Eulàlia Reguant apareciera reivindicando su independencia con los ojos como platos.

'Cadascuno' y 'leccions'

¿Y Rajoy? Pues, desconcertado. Difícilmente estará dispuesto a hacer un gesto como el de Mas. Difícilmente sus futuros socios le dejarían comandar el relevo. Su inmovilismo hoy le pesa más que nunca. Reclama un Gobierno de unidad a Pedro Sánchez que sería el final del PSOE. Y la alternativa de un Gobierno de izquierdas con Podemos, con el referéndum como bandera, también le complica la vida a Sánchez que ya malvive entre Susana Díaz y otros barones y baronesas. O sea que irá pasando la maroma hasta unas más que previsibles nuevas elecciones.

¿Y, mientras, el mundo qué dirá? Pues como le debemos todo lo que producimos, querrá seriedad e interlocutores válidos. Y los primeros problemas vendrán con los idiomas. Rajoy ni habla inglés ni en los debates. Marta Rovira, secretaria general de ERC, se cascó un 'cadascuno' en castellano que hizo temblar al diccionario, como Albiol diciendo en catalán 'leccions' entre otras perlas.

¿Y Mas? Pues él sabe inglés, francés, castellano... y latín. Si Stefan Zweig estuviera vivo, quizá escribiría sobre él como hizo con el influyente jacobino Joseph Fouché.