Dos miradas de verano

La foto de Lorca y Dalí

Emma Riverola

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Durante tres meses,Salvador Dalí yFederico García Lorcavivieron en una burbuja de amor y genialidad en Figueres, Cadaqués y Barcelona. En las fotos de la época, un esbeltoDalíadopta las posturas más teatrales y afectadas de la pareja.Lorcaparece más rígido, formal, como si no acabase de encontrarse cómodo ante la cámara. En contra de lo que emanan las imágenes, durante aquellos días el poeta granadino trató de consumar el amor que sentía por el genio del surrealismo.Dalí, según él mismo contó décadas después, nunca aceptó. De hecho, siempre negó ser homosexual. Pero vuelves a observar las fotografías y la imaginación, tozuda, insiste en distinguir atracción en los gestos del ampurdanés. La delicadeza con que posa su mano en la cintura del amigo, su rodilla adelantada en busca del otro cuerpo… ¿Qué sentíaLorcaen cada uno de esos roces? ¿Cuánto de pasión o de teatro contiene cada imagen?

En realidad, los retratos de vacaciones suelen ser un catálogo de sonrisas. Muecas simpáticas junto a un monumento, una mesa bien surtida o una puesta de sol. Cada fotografía parece un cuento con final feliz. Pero, ¿cuántas tormentas se ocultan tras cada una de esas sonrisas? ¿Cuántos besos quedan reservados al ínfimo instante en que se congela esa imagen? Clic. Un engaño para la posteridad. Clic. Una lágrima disimulada. Clic. Un guiño para el teatro de la vida.