ANÁLISIS

¿Flota el corcho?

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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Pues sí, habrá que esperar. Y habrá que pedirle al público del Camp Nou que tenga más paciencia de la que tiene. Este equipo se lo ha ganado. No va a ser esta una temporada para surfear sobre el tsunami. De momento, el maremoto de las lesiones más la tormenta perfecta de la FIFA ha dejado muy tocado al equipo. Cierto, Luis Enrique insiste en que ellos son un corcho pero, de momento, Celta y Sevilla, que no son ni Real Madrid, ni Atlético, ni Bayern de Múnich ni Manchester City les han pasado por encima.

Pues sí, habrá que esperar. Queda un buen tramo para que vuelva el Divino y esto tiene mala pinta. Y no lo digo, no, ¡qué va!, por la derrota de ayer, en Sevilla, a la hora de los toros. El Barça fue corneado en cinco minutos pero tuvo entre un millón y un millón y pico de oportunidades. Casi millón de postes, tres. Y un muro que se llama Sergio Rico, que paró lo que nunca más, jamás, volverá a parar el chico, de ahí su alegrón cuando acabó el partido.

No está hecho, parido, el Barça para este tipo de partidos, más del Real Madrid, que sí es un equipo de raza, de venga, vamos, que los arrollamos. No, al Barça no le quedó más remedio que ir a por todas y por poco levanta el tanteador como ya lo levantó ante el Leverkusen en la Champions. Pero ese no es el espíritu del Barça, como quedó demostrado en el gol que falló Piqué: la maravillosa falta de Neymar, que trató de ser Messi pero aún no lo es (lo será, no le quedará más remedio cuando se jubile la Pulga), se paseó de palo a palo, sacándole en su recorrido la cal a la línea de gol, y el compañero de Shakira se creyó que ya era gol y no se lanzó a comerse la línea, la cal, el balón, el poste, ¡el gol! Llegó tarde. Sergio Ramos hubiera agujereado la red remachando el tanto. ¿A que sí? A esa furia, raza, me refiero.

Fueron enormes. Fueron valientes. Fueron mucho, todos. Fueron muy chulos. Muy peleones. Muy, muy, pero no pudieron. Merecieron más recompensa, pero no han sido paridos para jugar así. No hubo control, no hubo dominio, no hubo pausa, no hubo tempo, olvídense del tiki-taka, no imponen miedo, ni respeto.El Sevilla se dio cuenta muy pronto que no era el Barça.

No es cosa de Ter Stegen, no.