Final de ruta con EAC
La hoja de ruta avanza, con presupuestos o sin, hacia su final
Xavier Bru de Sala
Escritor y periodista.
Xavier Bru de Sala
Que si DUI, que si RUI, que si 'Procés Constituent', que si éxito o fracaso de la cuestión de confianza. La hoja de ruta avanza, con presupuestos o sin, hacia su final. Según los compromisos iniciales, la legislatura de los preparativos tenía que durar dieciocho meses. Después figuraba que se tenía que alargar. Ahora resulta que incluso se puede acortar un poco. Si no vuelve a haber novedades, el primer semestre del año que viene nos encontraremos una vez más delante de las urnas catalanas. De algún modo, los que quieran ejercer el derecho a voto, tendrán que pronunciarse sobre la independencia.
Según los partidos de la DUI (Declaración Unilateral de Independencia), se tratará de ratificar en las urnas una decisión tomada por la mayoría de los diputados, no de los votantes. Según los defensores del Referéndum Unilateral de Independencia, se convocará una consulta vinculante en toda regla. Si al estado no le gusta, que se aguante. Se supone que la dificultad de no disponer del censo se resolverá con el requisito de la inscripción previa, a pesar de los riesgos evidentes de baja participación y de situar funcionarios fuera de la ley. Mientras y para desvanecer dudas, 'Procés Constituent'. No se sabe aún si de baja o media intensidad.
Ahora bien, hay otra opción, que implicaría la ventaja de ir de la legalidad a la legalidad, en todo caso mucho más que las otras dos. Consiste en los siguiente dos sencillos pasos. Primero, en sesión plenaria del 'Parlament', Junts pel Sí y la CUP aprobarían, quizá con alguna abstención de Cataluña Sí Que es Pot, las leyes de desconexión, el procedimiento de secesión o una especie de DUI provisional. Segundo, inmediatamente después, antes de que el Gobierno y el Tribunal Constitucional tengan tiempo para reaccionar, el Parlament se autodisuelve y el presidente Puigdemont convoca elecciones. ¿Autonómicas? ¿Constituyentes? Todo a la vez. Esta es la gracia. Las podríamos bautizar, no sin ironía, como EAC (Elecciones Autonómicas Constituyentes).
Según la legislación vigente y los partidos constitucionalistas que concurrirán, serán autonómicas. Según el Parlament disuelto y los programas de una o más candidaturas, los electores deberán ratificar o aprobar el establecimiento de la República Catalana.
¿Y después? Si no hay mayoría de votos, el proceso culmina, todos a casa y los que vengan ya volverán a luchar. Si hay mayoría de votos, se instaurará una nueva legalidad, que no sabemos si durará poco o mucho, si conseguirá afianzarse, sucumbirá ante el poder del Estado o concluirá en negociación. En todo caso, la incertidumbre duraría poco.
No se trata de una información, ni siquiera de una previsión o una propuesta, sino de una hipótesis, claro. Por si acaso, no la descarten. Dentro de las actuales circunstancias, quizá es la más plausible.
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