¡Viva la fiesta!

JOAN GUIRADO

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En Olot, comienzan hoy las Fiestas del Tura. Declarada Fiesta Patrimonial de Interés Nacional, la de Olot ha sido siempre una fiesta de referencia en toda Catalunya. Primero, por la singularidad del lugar y el escenario; a pesar del paso del tiempo, a diferencia de lo ocurrido en la mayoría de ciudades, la fiesta continúa desarrollándose exclusivamente en el casco antiguo. Cinco escenarios acogen, durante cinco días y de forma contra programada, varios conciertos y actividades para grandes y pequeños. Lejos quedan aquellos conciertos de Luz Casal, Serrat o El Chaval de la Peca -la última gran estrella española que recuerdo- en la Plaza Mayor, que han sido reemplazados por el furor de grupos locales como Terapia de Shock, Lapsus o la Greda Street Band. Pero la plaza olotense continúa desenfrenada igual, son días de fiesta.

Los gigantes -dicen o decimos que los más bonitos de Catalunya- nos obligan a soportar el calor durante horas para deleite de grandes y pequeños desde el pasacalle inicial hasta el encierro ante el Tura. Salen poco, pero para fiestas se ponen sus mejores galas.

La Turinada, el pasacalle más alcohólico de toda España después de San Fermines, y de donde todo vecino de Olot, en algún momento de su vida, ha salido empapado, en todos los sentidos. O el correfoc y la Batalla de las Flors, dos símbolos inequívocos del papel fundamental que juegan las entidades en las Fiestas del Tura…. O el Correbou, que este año puede vivir su última edición.

Hace años que, por motivos diversos, ya no me hago ni camiseta ni me paso las noches despierto por el centro de la ciudad.

Intento escapar a la ciudad por fiestas, dentro de las posibilidades que hacerse mayor y marcharse de casa supone. Pero estos días de fiestas, me recuerdan a lo que hace familia, costumbres, olor y raíz. Un sentimiento de pertenencia, de haber nacido en la mejor ciudad del mundo, la de los volcanes, que ni la distancia ni la acumulación de trabajo puede borrar.