Nuria Roca y la pancatalanidad de TV-3

FERRAN MONEGAL

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Desde que se anunció oficialmente que Nuria Roca había sido fichada por TV-3 para que a partir de septiembre intente  resucitarles Els matins, en casa nos la miramos con una inmensa ternura. Es una presentadora muy elegante. Su ADN posee el gen de la finura. Ahora mismo está entretenida presentado <i>Fantástic dúo </i>en TVE-1. Es un programa por el que, en principio, nadie daba un duro. Pero gracias a ella este concursito musical sobrevive con mucha dignidad y con audiencias que ya alcanzan los dos dígitos, cosa que para TVE es un milagro. Nuria Roca Granell, que es de Moncada, presenta el Fantástic dúo en castellano. No se le nota ni el menor atisbo de acento valenciano. Pero yo creo que cuando aterrice en TV-3 dejará de reprimirse y amollarà todo su valencianismo lingüístico en todo su arborescente esplendor. El nuevo director de TV-3, Vicent Sanchis, que también es de Valencia, teniendo a Nuria Roca en Els matins, y repescando a la mallorquina Victòria Maldi una vez haya concluido ese infumable programa que se llama No perdis el compàs!Sanchis, les decía, estará en condiciones de acariciar el pancatalanisme televisiu dels Països Catalans. Solo le faltará recuperar a nuestro admirado <b>Pere Codonyan</b>, que está desperdigado, y reintegrarlo a su delegación de Perpinyà, en la Catalunya Nord. No sabría decirles, francamente, si Nuria Roca logrará levantar Els matins. Yo le aconsejaría que cuando debute en TV-3, recuerde aquel lúcido sarcasmo que escribió Vicent Andrés Estellés: «Pots morir de gust. Pots morir d'exit inclús moltíssimes vegades. Pero ves alerta no et moris ara en caure de l'escala».

TV-3 EN PUERTO RICO. - En esta semana que acaba de concluir hemos visto que TV-3 ha seguido con mucha devoción el referendum de Puerto Rico. Hasta mandaron a Raquel Sans que tomase un avión y se desplazase de Washington a San Juan. ¡Ah! Comprendamos la excitación que les ha entrado: en estos momentos cualquier consulta o plebiscito que se haga en cualquier lugar del mundo, les produce una atracción bárbara. Es natural. Es la exaltación de un contraste: lo que otros pueden hacer y aquí está vetado. De todas formas, no sé si el resultado de Puerto Rico les habrá complacido. Ha ganado por abrumadora mayoría la opción de la estadidad, o sea, quieren ser la estrellita número 51 de la bandera estadounidense. La opción independencia ha quedado residual.