Gente corriente

Fernando de Castro: «Me gusta contagiar el catalán a los paquistanís del Raval»

El 'google translator' humano. A sus 36 años, este profesor y traductor domina 16 lenguas y chapurrea algunas más.

«Me gusta contagiar el catalán a los paquistanís del Raval»_MEDIA_2

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GEMMA TRAMULLAS

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He aquí una persona que, sin tener dinero, es tremendamente rica. Habla castellano, gallego, catalán, portugués, inglés, francés, italiano, alemán, ruso, checo, húngaro, polaco, serbocroata, esloveno, griego e indonesio, por no mencionar el sueco o el danés, que tiene «algo olvidados». Un patrimonio lingüístico y humano que tiene un valor incalculable.

-Nola daude gauzak euskadin eleczioak pastu eta gero.

-(ríe) Ni idea. No sé nada de euskera.

-Le escuché en RAC-1 y no sabía si también lo hablaba. No imagina lo que me ha costado aprender la frase. Dice: hay que ver cómo están las cosas en Euskadi tras las elecciones.

-En Euskadi no sé, pero una amiga de Madrid me ha mandado unwhatsapp: «En Catalunya vais por la independencia y los gallegos van directamente a la autoliquidación».

-Lleva cinco años en Barcelona, pero nació en Vigo. ¿Su lengua materna es el gallego?

-El castellano. Vengo de una familia con poco interés por otras lenguas.

-¿Es políglota por rebeldía?

-¡No! El mundo es un lugar tan diverso y yo vivía en lugar tan lejano... Las lenguas eran mi ventana al mundo. En Galicia estudié Filología alemana y catalán como asignatura de libre elección. «¿Catalán? -me decían en Santiago-. ¿Es que te obligan? ¿Por qué no estudias chino?»

-Las familias mandan a sus hijos a clase de chino. Es el futuro, dicen.

-Lo estamos reduciendo todo a parámetros económicos. ¿Qué pasa? ¿Que la única fuente de felicidad es la nómina? Para mí aprender otras lenguas es una pasión, no entra dentro de este sentido utilitario de la vida, sino que es un instrumento para relacionarme con unas comunidades que tienen una idiosincrasia distinta a la mía. Ser empático, ponerte en la piel del otro, relativizar... ¿no da la felicidad?

-Ánimo. Si damos por buena la cifra de que hay 5.000 lenguas en el mundo, solo le faltan 4.986 por aprender.

-(ríe) Seguro que muchas ya no existirán cuando me ponga a estudiarlas y eso es muy preocupante. Con la globalización y esta actitud de que todo tiene que ser rentable, se está condenando a las culturas pequeñas a desaparecer. Esto no tiene ni pies ni cabeza porque el ser humano es diverso por naturaleza.

-¿Ha agotado el mapa lingüístico de la Unión Europea?

-Es curioso que veamos el mundo compartimentado en países: en Francia está el francés, sí, ¡pero también está el bretón! Por eso la independencia es inevitable, porque solo se respetan las lenguas de los países independientes. El maltés tiene 400.000 hablantes y es lengua oficial de la Unión Europea, en cambio el catalán con siete millones no lo es.

-Su catalán es impecable.

-Tenemos que deshacernos de algunos tics. ¿Por qué contestar en catalán a alguien que te habla en castellano es poco educado? En cambio, ¿llevar aquí dos generaciones y no mostrar ningún interés por la lengua es ser educado? He vivido en el Raval y siempre les hablo en catalán a los paquistanís del barrio, me gusta contagiarles el catalán.

-Muchos idiomas los ha aprendido por su cuenta.

-A los 15 años empecé a comprarme libros de autoaprendizaje. Recuerdo que el sueco lo aprendí muy rápido. Estuve tres semanas en casa de un amigo en Suecia y un día invitó a una vecina a tomar café y estuvimos los tres hablando en sueco. «No sabía que tu amigo hablaba sueco», dijo la vecina. «Yo tampoco», dijo mi amigo. «Ni yo», dije yo también.

-Lo suyo es un don.

-Cuantas más lenguas hablas, más fácil es aprender otras nuevas. Pero es verdad que hay una capacidad lingüística que se potencia, porque el griego y el indonesio los aprendí muy rápido y no se parecen a ninguna lengua de las que conocía antes.

-¿Cuánto tiempo le costó aprender indonesio?

-Tres meses. No es difícil...

-Si usted lo dice...

-No tiene tonos como otras lenguas asiáticas, la gramática es sencilla y se lee como el alfabeto latín. Me atraen las culturas asiáticas, cuanto más insulares mejor, porque están menos contaminadas por la cultura occidental de usar y tirar.