LA CLAVE

El fenómeno Marta Rojals

ALBERT SÁEZ

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Uno de los placeres del verano para quienes todavía leemos también en papel es reducir la lista de libros pendientes. Son muchos, porque el ritmo trepidante de descatalogación de los títulos obliga a comprar todo lo interesante aun sin tener tiempo de devorarlo. De esa estantería recuperé este verano L'altra, el segundo libro de la enigmática escritora catalana Marta Rojals. Las primeras cien páginas me cautivaron y en las restantes no me decepcionó ni un párrafo. A pesar de mis pocas dotes como crítico literario, diré, como simple lector, sus dos principales virtudes: la capacidad de captar el presente y la destreza en la caracterización de los personajes a través de su registro lingüístico con un trabajo de naturalización de la lengua catalana digno de obtener la gloria nacional. El lector encuentra permanentemente estereotipos que forman parte de su vida cotidiana, especialmente de cómo está viviendo la crisis esa generación que nació en la clase media y que, tras cumplir todos los protocolos del sistema -estudios, trabajo, hipoteca y plan de pensiones-, anticipa una vejez en los aledaños de la pobreza. Rojals retrata esta época con la frescura, el descaro y la minuciosidad con que Vázquez Montalbán captó la transición española y la acritud con la que Quim Monzó diseccionó la posmodernidad olímpica.

Galería de barbarismos

Aún más original es la utilización de la lengua como principal instrumento de identificación de los personajes. Cada generación, cada entorno social y laboral tienen en L'altra su particular gama de barbarismos. Giros que todos hemos oído e incluso coinciden con los propios. Un elemento que provoca aún más cercanía con el lector.

Una de las ventajas de las redes sociales es que también permiten conversar sobre las lecturas de este verano que no lo es. Son muchos quienes aplauden a Rojals en mi timeline. Y la recomiendan mientras su enigmático avatar atiende sin hablar, será que está almacenando estereotipos y giros lingüísticos para su próximo libro. Que llegue pronto. Y mientras, que alguien se lo recomiende a Rajoy; entenderá mejor lo que pasa en Catalunya incluso que leyendo Victus.