Feliz Sant Jordi

RISTO MEJIDE

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Feliz Sant Jordi. El calendario asegura que todavía faltan dos meses, pero creo sinceramente que deberíamos empezar a celebrarlo hoy. Porque mañana lunes cumple 6 años un programa de televisión que mientras todos los demás son contingentes, sólo él es necesario. Necesario para incomodar a un Gobierno de derechas en mayoría absoluta y minoría intelectual y moral. Necesario para ridiculizar al rico que pretende seguir partiéndose el culo a costa del pobre. Necesario para poner al verdadero poder entre la espada de una pregunta y la pared de una opinión. Y necesario para entender las razones y los culpables de semejante cabreo y estafa en la que aún seguimos enfangados.

Estoy hablando del enclenque y renacuajo periodista catalán que empezó haciendo de brillante guionista, siguió como incómodo follonero en un show de humor y que hoy ya ha sido elevado a los pequeños altares domésticos, esos a los que se encomienda la gente normal, los de a pie, los que no pueden hacer de Robin, ni de Batman, ni mucho menos de Hood. Esos sobre los que se piden las cosas de verdad. Las que hacen falta. Las de la lista de la compra. Las de los cirios de iglesia. Las de las uvas de fin de año. Las que uno le pide a una estrella fugaz.

Por eso hoy, queridos creyentes, os deseo un Feliz Sant Jordi.

Feliz Sant Jordi. Un Jordi al que he podido conocer bastante bien en persona, y con el que he tenido el gusto de compartir más de una vez mesa y mantel. Un Jordi tímido, empático, humilde y sencillo. Pero también ágil, irónico y mordaz como pocos saben aguantar en un cuerpo a cuerpo que siempre se me plantea como un reto excitante e interesante a la vez. Siempre aprendo algo de nuestros encuentros. Y nunca algo que me hubiera esperado aprender.

Feliz Sant Jordi. Porque aunque a él le sigo desde hace años, no soy muy de la cuerda de su programa. Me parece demasiado evidente dejar siempre tan mal al villano y tan bien al héroe, sin matices de grises, sin contrarréplica incómoda, sin opción a explicarse más allá del montaje, que por muy bien que se haga, siempre es tendencioso y algo tramposo también. Pero sí reconozco que, como he dicho antes, es un programa hoy más necesario que nunca. Un programa que es tildado de demagógico por quienes más practican la demagogia, es un programa que está haciendo lo que tiene que hacer: aplicarles su propia medicina. Un programa que crea imputados y reabre casos que parecían archivados debería emitirse por decreto ley.

Feliz Sant Jordi. Porque esta noche emite un especial sobre el 23F que estoy seguro de que, además de hacernos reflexionar, no dejará indiferente a nadie. Un especial que yo no podré ver. Porque estaré viendo otra cosa.

Los caprichos del destino que manejan las cadenas y grupos mediáticos, han querido que estrene mi nuevo programa exactamente a la misma hora en otra cadena. Un programa que, pese a ser de los contingentes, creo que es lo mejor que he hecho hasta la fecha en televisión. Un programa en el que veremos a un Zapatero y a un Jorge Lorenzo como nunca antes se les había visto. No tengo por qué venderte algo que no es. Si decides verlo, ya me dirás.

Me hace gracia los que nos han comparado a raíz de la coincidencia horaria. Choque de trenes, lo han llegado a llamar. Lo único que tenemos en común es una franja de emisión, una columna en este periódico y nuestro año de nacimiento. Por lo demás, a mí me falta todo lo que a él le sobra, empezando por el talento, la inteligencia, la carrera de periodismo y la humildad. Todo lo que yo le supero en altura, él me lo saca en grandeza. Y los programas, ni en forma ni en fondo tienen nada que ver, ya lo veréis. Pero lo peor no es eso, lo peor es que habrá algún illuminati que pensará que todo esto es una estrategia de falsa modestia para preparar mi golpe contra el tren.

Me la suda, sinceramente. Admiro profundamente a Jordi y deseo que le vaya bien. Necesito que le vaya bien. Lo necesitamos todos. Esté en la cadena que esté. Hoy está en la competencia. En mi competencia directa. Qué se le va a hacer. Pero cualquier día estará en otro sitio y ojalá siga pinchando como sólo él sabe.

Mañana, cuando se publiquen las audiencias, otro illuminati asociado a otro grupo mediático buscará el titular simplista de vencedores y vencidos. De ganadores y perdedores. Pero el verdadero éxito sería que, a partir de hoy, los domingos a las 21.30 no hubiese un programa incómodo para los de arriba. Sino que hubiera dos. Ahí sí que ganaríamos todos.

Por eso, hoy te deseo un Feliz Sant Jordi.

Y pase lo que pase mañana, recuerda que sólo existen dos formas de perder.

Con dignidad, o contra ella.