tú y yo somos tres
Con Felipe González, en el mingitorio
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
ferran Monegal
Desde que Marcel Duchamp, en 1917, elevó el urinario a categoría artística exponiendo uno en una galería de Nueva York, las escenas de mingitorio son un recurrente televisivo -también cinematográfico- atractivo. Esta semana, en la teleserie '<i>Cuéntame...'</i> (TVE-1), Antonio Alcántara conoce a Felipe González, precisamente orinando los dos en los lavabos del Palacio Real de Madrid. Ocurre la escena después de la firma del tratado de adhesión de España a la CEE (12 junio de 1985). Mientras van evacuando, se produce un breve diálogo entre ellos. Exclama Felipe con alivio: «¡Ahh! ¡Por fin!». Y Antonio, que cree que se refiere a que finalmente se ha podido firmar el tratado, apunta: «Pues sí, por fin, después de tantos años esperando». Pero Felipe, con guasa, le advierte: «No, no. Digo que por fin he podido mear, ¡que llevo toda la tarde aguantando!». Y mientras las dos largas y cálidas meadas se suceden al unísono, se crea entre los dos un clima de simpatía. Hombre, recurrir a un mingitorio como lugar de encuentro, plásticamente siempre funciona. Los encuentros en los retretes dan para mucho. Contó hace años <b>Javier Cercas,</b> en un sabroso artículo -este escritor está ahora nuevamente de actualidad por su libro '<i>El monarca de las sombras'</i>-, que en la cena en honor a Vargas Llosa por su 70 cumpleaños, fue un momento al baño. Y una vez dentro se abrió la puerta de pronto y entró, precisamente, la infanta Cristina, que también está de actualidad estos días. Decía Cercas que aquella confusión propició un encuentro divertido. Cuando regresaron a la fiesta no pararon de reírse. Aunque el colmo de la jocosidad lo consiguió Miguel Ángel Revilla cuando se encontró al rey Harald de Noruega sentado en la taza del váter en la fiesta de la boda de Letizia, y que tantas veces ha contado en la tele, consiguiendo que el público siempre se parta de risa.
En esta teleserie, en cambio, este recurso del mingitorio es flojito. No hay trasfondo en el diálogo entre Antonio y Felipe. Ni pincelada lúcida. Se queda en una anécdota más o menos humorística. Y es que el 'Cuéntame...' ya se ha transformado desde hace tiempo en el doméstico culebrón de una familia. Las pocas incrustaciones sociopolíticas, que eran su santo y seña al principio, ahora son mínimas. Es meditable que la primera gran recreación de Felipe González en el 'Cuéntame...' de la actual TVE haya sido en un lavabo evacuando un pipí.
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