Jornada internacional

La felicidad depende en gran parte de uno

La neurociencia y la psicología aportan respuestas a una investigación eterna de los humanos

CONNIE CAPDEVILA

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Hoy  celebramos el Día Internacional de la Felicidad, instituido por la ONU hace dos años al reconocer que la felicidad y el bienestar son objetivos y aspiraciones universales en la vida de los seres humanos. Las Naciones Unidas también piden que felicidad y bienestar sean objetivos de las políticas públicas. Desde tiempos inmemoriales nos hemos preguntado cómo podríamos ser más felices. Lo que antes era tarea de filósofos, hoy es evidencia científica, fruto de la neurociencia y la psicología. Así, ahora sabemos que ser ricos no nos garantiza la felicidad porque solo depende en un 10% de circunstancias externas. Si ganáramos el Euromillón sentiríamos inicialmente un enorme placer, pero al poco tiempo volveríamos a nuestro nivel de satisfacción anterior, salvo que el dinero nos sacara, directamente, de la pobreza. Una vez asimiladas las grandes novedades o sacudidas de la vida, las personas suelen recuperar el ánimo habitual. También se ha constatado que el 50% de nuestra felicidad está vinculada a factores genéticos. Justo aquello tan conocido de la tendencia a preocuparse, a ver el vaso medio lleno o medio vacío, el pesimismo y el optimismo, a tener un bajo o alto autocontrol, ser rígidos o flexibles. Las buenas noticias de los descubrimientos llegan ahora: el 40% de la felicidad personal es cuestión de cada uno. Dependerá de qué hagas, cómo interpretes lo que te pasa, qué habilidades personales practiques, tus relaciones sociales, rutinas o actividades.

Entre los ingredientes básicos para conseguir una buena receta personal de felicidad figuran la red de relaciones sociales -empezando por familia y amigos-, encontrar un sentido a la vida, tener unas metas coherentes con tus valores y disfrutar de lo que hagas. Los investigadores aconsejan disfrutar de las pequeñas cosas del momento a través de los cinco sentidos, centrándonos en cada instante con atención plena. También sugieren dedicar más tiempo a estar con los amigos y fortalecer nuestra red social. La gente feliz muestra tendencia a ser abierta y a tener menos prejuicios con extraños.

En mi consulta profesional trato con muchos extranjeros que han venido a vivir a Barcelona atraídos por su glamur y convencidos de que nuestra manera de vivir los satisfará plenamente. En la práctica, en cambio, se encuentran con que han perdido su red de afectos y reconstruirla les resultará tarea primordial si quieren sentirse satisfechos.

Para continuar la tónica comprensible que se pretende dar a este artículo, la investigación también aconseja que cada uno haga lo que le plazca hacer y busque su flow, la manera de fluir pasando las horas casi sin darse cuenta en una tarea que realice con excelencia y habilidad. Además, de vez en cuando hay que aventurarse a probar cosas nuevas saliendo de la zona de confort de cada uno. También conviene filtrar, darse cuenta de ello y saborear todo lo positivo que nos pasa.

Más incluso: hay que ser consciente de nuestro diálogo interior, el inglés self-talk. Hay gente que tiende a los pensamientos negativos, a interpretar de manera pesimista lo que le sucede a su vida. Como ejemplo gráfico, dos personas atrapadas en un atasco conduciendo por las Rondas de Barcelona pueden interpretar la circunstancia de forma bastante diferente. Una puede pensar que está atrapada, que siempre le pasan estas cosas, y sentir rabia, frustración y ansiedad ante la situación. Otra, sufriendo el mismo problema, se dirá: «Esto parece que va para largo, aprovecharé para poner música y no estresarme...». Somos responsables de lo que pensamos. Lo que nos decimos en relación a cada situación concreta afecta a cómo nos sentimos. Y podemos cambiar estos pensamientos siendo conscientes de ellos, si somos demasiado perfeccionistas o autocríticos, si nos decimos «debería hacer esto, debería haber hecho aquello», o pintamos los peores escenarios de futuro. Los psicólogos sabemos que fomentar las emociones positivas está asociado a una mejor salud, el logro de objetivos y la resiliencia, y que protege contra la depresión y la ansiedad. La terapia psicológica también ayuda a fomentar las emociones positivas.

Ningún deseo de frivolizar, y menos aún en los duros tiempos que sufrimos. La felicidad no significa ausencia de sentimientos negativos. La felicidad tiene un impacto directo en nuestras vidas para vivir más tiempo, con mejor salud, ser más creativos y tener mayor éxito. Tu satisfacción vital repercute en la familia y amigos, hace su vida mejor. En nuestra sociedad  tendemos a glorificar a aquellos que tienen dinero y posición, priorizamos valores externos que no nos harán felices a la fuerza. Y volviendo a la sabiduría popular, ya lo decía la canción de Louis Armstrong: «Cuando sonríes, el mundo entero te sonríe». Vale la pena recordarlo hoy. Doctora en Psicología.