Si el Barça fuera un club normal...

Guardiola durante el partido con el Atlético en el Calderón.

Guardiola durante el partido con el Atlético en el Calderón. / periodico

DAVID TORRAS

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Con la final de la Champions en el aire, los culés solo pueden dedicarse tristemente a tres ejercicios. El primero, seguir lamentando la ausencia del Barça, destronado dolorosamente cuando iba embalado camino del triplete, incalcanzable para cualquier en la Liga y en Europa. El segundo, entregarse a los pronósticos, un entretenimiento donde es difícil separar las sensaciones de los deseos. Y ahí, en esa frontera entre lo que cada uno cree que pasará y lo que quiere que pase, aparece la última doble pregunta que ningún culé se hacía : ¿Qué final prefieres? y ¿Quién quieres que gane?

Hay una respuesta que debería imponerse a todas, y que condena al Madrid en cualquier elección. La primera, por la vía rápida, en el Bernabéu, sin tiempo que perder para evitar sufrimientos y horas y horas de tertulias inaguantables. La segunda, ya para valientes, en la final, asumiendo el tormento hasta el día 28, soportando el gol de Ramos en bucle, y el partido de Milán que muchos vivirían encerrados en un cuarto con la luz apagada y tapones en los oídos.

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Lo que sorprende es que haya culés que ahora mismo deseen que el Atlético sea el sucesor del Barça. «No tengo claro quién quiero que gane la Champions. Por un punto de justicia quizá le toca al Atlético. El fútbol le debe una», dijo el directivo Jordi Moix en el Club de la Mitjanit de Catalunya Ràdio. Y no es el único. Sorprende esa elección entre un equipo entrenado por Guardiola y el responsable de la eliminación del Barça. O es precisamente por Pep por lo que aquí haya quien desee tanto su fracaso como en Madrid. Allí se justifica por lo que sufrieron con aquel Barça. Aquí, no. El Atlético no es el Madrid, y en una final el veredicto sería unánime, pero su relación con el Barça no justifica según qué simpatías. Desde la Liga perdida, con gol mal anulado incluido, y que el Camp Nou asumió con respeto y entre aplausos al campeón, muy lejos del infierno que es el Calderón, por encima incluso a veces del Bernabéu. Hasta la actitud del equipo del Cholo en casi todos los duelos. 

 Lo ‘normal’ sería desear una final City-Bayern, y entonces, los ‘haters’ de Guardiola que animen a Pellegrini como hicieron con Heynckes para que, de golpe, le birle la Champions, etiqueten como un fracaso su paso por Múnich y le amargue la llegada a Manchester. Pero el Barça nunca ha sido muy normal.