Fascinación en 'golondrina' por Miami

Ferran Monegal

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Los que buscan pareja en Contigo al fin del mundo (A-3 TV) no acaban de seducir a las masas. Pero se produce de vez en cuando en este programa algún tremendo destello que merece meditarse. Raúl, que es un muchacho forzudo, tipo Conan el bárbaro, y que vive en Miami, llevó el otro día a Núria a dar una vuelta en golondrina por la Biscayne Bay. Un humilde rebaño de turistas, con móviles y cámaras fotográficas, también hacían cola para subirse a la barca. Un hispano, con uniforme de marinero de cercanías, les dio la bienvenida micrófono en mano: «Buenas tardes, damas y caballeros. Bienvenidos a bordo del Island Lady. Vamos a navegar una hora y media viendo las casas de los ricos y famosos». ¡Ah! Núria estaba subyugada ante aquel momento que el destino televisivo le había deparado: ¡poder ver las mansiones de los más famosos millonarios, aunque sea a distancia!. El hispano del micrófono iba relatando: «Esa mansión que ven ahí es una de las dos de La Florida que le pertenecen al cantante español Julio Iglesias. Acá, a la derecha, una de tres pisos que pertenece a Ricky Martin. Esa otra de color beis y techo color café, con las cuatro palmeras delante de la piscina, es la de Will Smith...». Y Núria, embelesada, iba exclamando: «Me encanta, es una maravilla, es super guapo». ¡Ah! Ni Núria ni su Conan el bárbaro ni el resto del rebaño embarcado podrán jamás acercarse a estas mansiones más de lo que esa humilde golondrina les ha acercado. Pero parecían felices deslumbrándose. No era como hacer un tour por un museo viendo cuadros, esculturas, arte... Lo que veían era dinero en forma de ostentación apiscinada y yates amarrados. Y su alegría era extraordinaria.

Hace un par de años, el periodista británico Jacques Peretti pasó seis meses observando a las personas más ricas del planeta -ese 0,5% frente al 99,95% restante- y grabó un documental para la BBC titulado The super-rich and us. Nos enseñó algunas lecciones importantes. Por ejemplo, que estas criaturas super millonarias ya se han convertido en una raza aparte. Viven en su propia bioesfera. Flotan por encima de la Tierra. Se conectan entre ellos a través de un puente aéreo de jets privados. ¡Ah! Alguien debería contarle a Núria que su fascinación sobre humilde barca es pura ingenuidad, Esa raza aparte que observaba se relaciona muy poco con el 99,95% que vivimos abajo. Nos usan, pero no descienden a alternar.