El faraón del fútbol visita las pirámides

No sé mucho del tema, aunque es ciertamente apasionante. Una de las teorías sobre la existencia de las pirámides es que fueron construidas para contener la esencia del faraón para toda la eternidad. De ahí que una de las inscripciones más repetidas en las paredes de las pirámides pidan a Atum (dios creador, el que existe por sí mismo), que deposite sus brazos alrededor del gran rey, para que la esencia del faraón perdure para siempre.

Leo Messi, tras aplazar el viaje, sin duda porque, tras el 4-0 de París, no estaba el horno para bollos, viajó ayer a Egipto y visitó una de esas pirámides. En la tierra de los faraones apareció el rey del fútbol, la zurda que continúa liderando la magia futbolística hasta el extremo de que hasta el seleccionador de Brasil, Aenor Leonardo Bacchi Tité lamente que no haya nacido en Brasil.

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COSA DE LOS FUTBOLISTAS

Los hinchas culés temen que la temporada se venga, de pronto, abajo. No es un problema, creo yo, de temer por los resultados (que lo es), por más títulos en las vitrinas del Real Madrid (que también), por la incapacidad de Luis Enrique de enderezar el rumbo (por supuesto). Es, me temo, la seguridad de que o D10S vuelve a ejercer de faraón o esto no hay quien lo vea; de ahí la entrada más pobre de la temporada, el pasado domingo, en el Camp Nou. Como dijo Pep Guardiola, todo funcionará mientras Messi "no se aburra".

Pese a que Lucho, me temo que más fuera que dentro, se niegue a debatir sobre la pérdida del estilo, las últimas declaraciones de Andrés Iniesta y Gerard Piqué, son definitivas. "Nos falta fútbol, juego", afirmó el de Fuentealbilla. "El problema es que ahora el juego del equipo no es reconocible", dijo el esposo de Shakira.

Ellos saben de lo que hablan. Ellos idearon la excelencia y ellos pueden arreglarlo. El temor de la hinchada es que, entre todos, hayan perdido los apuntes.