Fan de Floriano

Como en toda profesión, hay quien la dignifica y hay quien contribuye a desprestigiarla. La política no es una excepción -y menos en los tiempos que corren-. Faltan estadistas, se repite a menudo en las tertulias, como si en otras épocas hubiésemos ido sobrados. Convengamos, pues, que, aunque sea por una cuestión puramente estadística, entre los dos extremos, las mentes preclaras y los políticos que faltan a  la inteligencia de los ciudadanos, se sitúan la mayoría de nuestros diputados. Sea en el hemiciclo del Parlament o en el del Congreso. Salvo excepciones. Y una de ellas es el vicesecretario de organización del PP, Carlos Floriano.

Los discursos de este dirigente popular y sus respuestas en las ruedas de prensa o tertulias en 13TV serían merecedoras de una tesis. Sirva de ejemplo que en su reciente visita a Barcelona no tuvo reparo alguno en comparar la situación que se vive en Catalunya con los años de plomo en Euskadi. Podría pensarse que comentarios como este responden solo a la atrevida ignorancia. No debería ser el caso puesto que este político extremeño es doctor en Derecho.

Tal vez si el pasado viernes cuando el vicesecretario popular se desplazó a Barcelona para animar a sus alicaídos compañeros del PPC hubiese aprovechado para quedarse unos días no se hubiese atrevido a comparar el ambiente de Catalunya con el Euskadi de unos años atrás. Y ya no por respeto a los catalanes, que a estas alturas empezamos a estar curados de espantos, sino a sus compañeros vascos que vivieron en primera persona el horror del terrorismo.

Floriano es el mismo que cuando Pepa Bueno le preguntó en una entrevista por Jesús Sepúlveda, el exmarido de la ministra Ana Mato, (sí el del Jaguar que apareció por arte de magia en su garaje) imputado por el caso Gürtel, respondió a la periodista de la Ser: «Pepa, nos enredamos si usted quiere».

Este particular homenaje a Floriano viene a cuenta porque ayer volvió a las andadas al acusar a los fiscales catalanes de estar «contaminados»  y atribuyó su negativa a querellarse contra Artur Mas y algunos consellers a la «presión» ejercida desde «la Generalitat y sus terminales». De ser verdad que el Ejecutivo catalán ha presionado a unos profesionales que jerárquicamente dependen de la Fiscalía General del Estado lo ha hecho de manera más disimulada que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien en el último Consejo de Ministros, lanzó un ordeno y mando en toda regla a los fiscales. Según Floriano, los fiscales de Catalunya no han hecho lo que tenían que hacer «por el ambiente nacionalista radical». «Lo creo firmemente», insistió para que nadie le tomase a broma .